domingo, abril 30, 2017

Katahane no Riku - Volumen 2 - Capitulo 68


Capítulo 68: Un día normal como otro cualquiera


El viento de comienzos de verano soplaba en el castillo de Myuuz.

Vrusto Asuteroid dejó escapar un gran suspiro.

El color del campo se hacía más verde y las frutas comenzaban a aparecer. Mirando al cielo, era posible ver las nubes que parecían algodones de azúcar flotando. Era la estación donde se podían comer dulces helados mientras se disfrutaba del fresco viento bajo la sombra de los árboles.

—Fuwaaa… que sueño.

Su descanso acabaría pronto, y ya sería hora del entrenamiento de la tarde.

Vrusto estaba encargado del entrenamiento mientras Riku estuviera ausente. Ya que tenía que acompañar a los demonios a entrenar todos los días, solo era capaz de acabar el papeleo tras el anochecer. Es más, ya que él no debería ser el único encargado, sino también Riku y otros demonios que habían acabado destinados en la Capital Real, no tenía tiempo suficiente.

Era una vida cotidiana de moverse con toda su energía todo el día y mirando los documentos por la noche. Si su cuerpo se rompiera pronto, no sería extraño.

—En serio, despierta ya… idiota.

Mientras sacaba una botella de agua, Vrusto se quejó.

Aunque Riku había regresado de la Capital Real, aún no había despertado.

Y de la misma manera, hoy tendría que entrenar a los demonios de nuevo hasta que su garganta quedará seca.

—…Haa. Incluso aunque diga todo esto, nada cambiará, supongo.

Mordiendo el borde de la botella, Vrusto la abrió hábilmente. El agua fría pasó a través de su garganta seca de gritar. Ese día, Vrusto finalmente pudo descansar un poco.

El verano era una estación realmente cálida.

Pero aunque fuera un tiempo caluroso, necesitaba completar sus deberes. Hoy en la tarde tenía que entrenar los soldados, y seguramente solo sería capaz de acabar todo tras usando todo su tiempo justo como ayer. Era una evidencia de que era un día tranquilo, y como no había ningún problema, Vrusto no se quejaba de ello.

Además de todo, el bando de los demonios había secuestrado a la Princesa humana. No sería raro si atacaran en represalia en cualquier momento. Aunque era pacífico ahora, necesitaba entrenarse para la batalla y centrarse.

Vrusto palmeó su rostro para motivarse… y en ese momento.

—¡Hiiii…!

—¡No tengas miedo! ¡Esa persona está herida! ¡Además, es humano!

—Estúpido, no hay manera de que podamos ganar.

Debido al grito de alguien, las orejas de Vrusto se levantaron.

Gritos miserables se escuchaban de una intensa lucha de espadas sonando desde la dirección del campo de entrenamiento.

—¿Qué está pasando?

Dejando de lado sus pensamiento apáticos en ese instante, corrió hacia los campos de entrenamiento.

Entre las palabras gritadas, escuchó “humano”.

Nueve de diez, al decir humano… significaría que los espiritistas habrían aparecido.

El castillo de Myuuz ya había caído en manos humanas una vez.

Ya que el lugar había terminado devastado, los espiritistas podrían invadirlo en un instante. Pero ya que no había reportes del fuerte que protegía la vanguardia de Myuuz, el que atacaba no sería una gran armada, quizá uno o dos espiritistas. Si solo es esto, sería posible acabar con ellos.

—¿Qué clase de persona ha venido a luchar?

Moviendo su nariz, respiró el aire. Pero, no notaba ningún olor familiar en el aire.

En ese caso, inevitablemente, eso significaría que esto era por causa de cierta persona.

En el instante que llegó a los campos de entrenamiento, se sobresaltó.

Los demonios estacionados en Myuuz eran demonios de la Segunda y Tercera División enfocados en mejorar su físico y técnicas.

No eran demonios que serían derrotados por enemigos promedio, pero aún así, esos fuertes demonios estaban tirados en el suelo en su último suspiro. Uno tras otro caían y se convertían en parte de la montaña de cuerpos.

Mirando a los soldados siendo tan fácilmente derrotados hasta el punto de ser algo malo, la persona culpable por esa situación sonrió.

—¿Qué pasa? ¿No habrás estado haciendo el vago porque no estuve por aquí, verdad?

Los fuertes demonios habían sido completamente derrotados por un solo demonio pelirrojo.

—¿¡Qué estás haciendo ojou-chan!?

Olvidando su cansancio, cuando Vrusto volvió en sí mismo, ya estaba gritando.

—Viniste, Teniente Segundo Vrusto. ¿ha terminado tu descanso?

—Estúpida. Por tu culpa, ¡he tenido que acabar antes! Y, ahora mismo no estás completamente recuperada, ¿no? ¡qué haces masacrando a los subordinados!

Vrusto se sostuvo el estómago.

Un dolor punzante le atravesó el estómago.

Vrusto estaba tan preocupado por Riku pero se sintió estúpido por preocuparse tanto debido al brazo perdido y como se suponía debía haberla cuidado.

—Eres más animada de lo que pensé que serías. Realmente, después de despertar, ya estás golpeando a los soldados.

—Es entrenamiento. Necesito recuperar facultades pronto, ya sabes.

Riku movió ligeramente su alabarda. Apuntaba a Vrusto.

—¿Qué te parece Vrusto? ¿Quieres un duelo contra mí?

—No, tengo que declinar. No estoy de humor para pelear contra ojou-chan.

Mientras cruzaba sus dos brazos como si se rindiera, Vrusto miró alrededor de los campos de entrenamiento.

Cada uno de los demonios estaba tirado en el suelo. Los únicos no heridos eran los que estaban mirando desde lejos porque no querían verse arrastrados esto. No expondrían su cuello al peligro. Tras estar de acuerdo en su mente con su sabia decisión, Riku habló a Vrusto.

—Teniente Segundo Vrusto, mañana iré a la Capital de los demonios. Prepara todo.

—Si, si… Hm, ¿Capital? ¿mañana?

Vrusto inconscientemente preguntó de vuelta.

Riku había perdido uno de sus brazos, había estado inconsciente por tres días, y cuando Vrusto estaba pensando en cómo había dado una paliza a los soldados justo tras despertar, le dice que se marcha a la Capital Demonio.

Vrusto pensó que era algún tipo de broma, pero Riku mantenía una expresión seria.

—Si. Junto con mi promoción a Mayor General, se celebrará una reunión. Ya que es necesario llevar escoltas, tu me acompañaras.

Riku dijo algunas cosas raras como si fueran obvias.

Vrusto escuchó que si Riku conseguía traer de vuelta a la Princesa, sería ascendida a Mayor General. Pero, no pensó que todo sería tan rápido. Además de eso, lo que molestaba a Vrusto era “escolta”. Vrusto también tenía su propio trabajo que hacer. Si se ponía toda la noche podría acabar cosas para antes de salir, pero quería dormir antes de irse.

—Heh, es muy rápido. Felicidades por la promoción. Pero, ¿no piensa ojou-chan que no sería un problema incluso si no lleva escolta?

—De acuerdo al General Gortoberuk, es necesario para mi tener la dignidad de un Mayor General, ya ves.

Tras la respuesta inmediata, Riku puso su alabarda en la espalda. Parece que su decisión no cambiará pese a las inútiles quejas de Vrusto. Las palabras de Vrusto eran inútiles…

—Dignidad, de acuerdo… y entonces, ¿a quién llevarás contigo? Además, ¿no está el General Gortoberuk ausente? ¿Qué vamos a hacer con el mando?

—Le dejaré Myuuz a los subordinados de Gortoberuk y Asty. Estoy planeando dejar las emergencias a Roppu.

—…

Parece que todo ya ha sido planeado en la mente de Riku.

En realidad, la posición de Vrusto era más alta que la de Asty, y se suponía que él se quedaría al mando.

—Ah-ah, será toda la noche.

—¿Es así? Da tu mejor esfuerzo. Ahora, llamaré a los soldados que vendrán conmigo. Si tu nombre aparece, estas convocado en frente del puente mañana temprano. Partimos tan pronto como el sol comience a salir.

Mientras las lamentaciones de Vrusto eran dirigidas a otro lugar, Riku inmediatamente comenzó a andar hacia donde los soldados estaban tirados en el suelo.

—Beah Applefield, Samon Makkenju, Hanii Hant…

La reacción de los soldados cuyo nombre era mencionado variaba según cada uno.

Algunas personas daban la sensación de llenar sus ojos de un brillo como si fuera un honor acompañarla, mientras otros estaban exhaustos como Vrusto. Pero, no había nadie que mirara a Riku con odio. Mirando a las reacciones de los soldados, Vrusto notó algo raro.

—…Gurizri Araska. Esos son los quince nombres. Ahora, seguidme.

—Sí

Escuchando sus respuestas, Riku dejó el campo de entrenamiento.

Rápidamente siguiendo la pequeña espalda de Riku, Vrusto le pidió explicaciones sobre lo que había notado.

—Hey, ¿está bien? Llevar esos miembros…

—Sí, está bien. Entre los que derroté hoy, había unos pocos más o menos fuertes.

—Quizá sea así… pero hay unos pocos de ellos que solían seguir al General Zerrik, ¿lo sabes?

Vrusto susurró a Riku.

Por supuesto, había muchos demonios que la habían reconocido desde el momento en que ella todavía estaba en la División del Demonio del Dragón y los demonios que habían comenzado a obedecerla desde que ella vino al Castillo de Myuuz entre los que ella eligió. Sin embargo, por alguna razón, había esos demonios que juraron lealtad a Zerrik mezclado entre ellos. Y además, no eran demonios de los que habían reconocido a Riku, sino los demonios de la “facción anti Riku” que habían opuesto resistencia hasta el final.

—Incluso si dices todo eso sobre la dignidad, esos chicos intentarán hacer algo que la arruine, ¿verdad?

—Esas preocupaciones son innecesarias.

Mirando el rostro de Vrusto, Riku dejó salir una leve sonrisa.

—Es porque esos chicos me han reconocido.

—¿Reconocido?

—No es algo de lo que me enorgullezca, pero soy suficientemente fuerte para derrotar a todos eso soldados a pesar de faltarme un brazo.

Riku continuó hablando despreocupadamente.

—Eso es cierto. Para ser sincero, las únicas personas que pueden oponerse a ojou-chan son aquellas que son tan fuertes como el Capitán. Entonces, ¿hay algo que hacer sobre todo esto?

—… El General Edgar Zerrik era un hombre de músculo por cerebro. Los soldados que habían sido entrenados por él tenían la misma naturaleza.

Vrusto quería decir “no lo digas”. Pero, tenía la sensación de que Riku quería hablar sobre algo. Espero evitar que Riku no le contara sus planes por irritarla. Pensando en eso, Vrusto se forzó a callarse.

—…Bueno, eso es cierto. El General Zerrik tenía un aire de alguien como “¡la fuerza lo es todo! ¡el poder de la raza demonio es superior en todo!” y esas cosas.

—En otras palabras, si les muestro mi fuerza, puedo hacer que sean sumisos. Es más, si también reconozco su poder, estarán bajo mi completo control.

Riku continuó hablando en un tono diferente al de su voz usual.

Vrusto jadeó ante la explicación de Riku.

De hecho, la razón por la que los demonios que solían estar bajo el mando de Zerrik no reconocían a Riku era porque Riku era humana, y no querían que un humano estuviera por encima de ellos.

Tal vez, la razón por la que Riku se dirigió inmediatamente a los campos de entrenamiento fue para ganar a los subordinados de Zerrik, haciéndolos someterse con su fuerza.

No hay manera de que demonios que han sido derrotados extremadamente fácil tras haber sido herida perdiendo un brazo vayan en su contra. Está poniendo su fe en estos chicos hasta el punto de llevarlos a la Capital Real como escoltas. Vrusto tenía sus dudas sobre si esos demonios que habían sido subordinados de Zerrik lo aceptarían. Pero para bien o para mal, parece que eran gente bastante simples.

—Además… Aunque les dije que tenían que venir conmigo ninguno se quejo de ello, ¿verdad?

—Supongo. Incluso esos chicos que tenían una cara divertida lo aceptaron.

De una forma u otra, daban una sensación de veterania.

Justo como Vrusto, estarían llenos de quejas en su interior. Pero, obedecieron a su deber ya que habían reconocido a Riku, y porque eran sus subordinados después de todo.

El ejército del Rey Demonio se dividía en cuatro grandes divisiones.

Debido a que el paradero de Piguro era desconocido, en el cuarto ejército… la División Dragón, liderada por Leivein, se encargaba un Oficial Superior. Probablemente Riku sería promovida a Mayor General, sería llamada a la División Dragón y se le entregaría temporalmente el mando.

Y además de eso, Riku tenía completo control de la tercera división y la segunda división que estaban estacionadas en Myuuz.

El comandante de ambas divisiones, Gortoberuk, favorecía a Riku. Sin duda, con una simple llamada de Riku, las tropas de Myuuz se moverían.

…Los restantes eran la primera división, liderada por el Rey Demonio Provisional, Charlotte.

Eran tropas de elite escogidas a conciencia, pero a cambio de esto, sus números eran pocos comparados con el resto de divisiones.

Riku se preguntaba qué podría estar Charlotte pensando para dejarle el mando de más de la mitad del ejército.

—…Hey, ojou-chan, puede ser… que… ¿Estás planeando ir a la Capital Demonio y asesinar al Rey Demonio regente Charlotte?

—Como si fuera eso.

Con la tímida pregunta de Vrusto, Riku bufó.

—Leivein me prohibió hacer cosas como el asesinato.

—Ah, ahora que lo dices, te lo dijo en Deurofoi.

Aunque no había pasado ni siquiera un año, se sentía algo lejano en su memoria. ¿Todavía seguía en efecto la profecía de Shibira? ¿O quizá solo vio la sangre de Riku perdiendo el brazo? Si fuera lo segundo, entonces estaba bajo control, pero si la profecía aún no se había cumplido, Riku necesitaba estar lista para lo que pudiera pasar.

Antes de que Vrusto comenzará a advertirla sobre la profecía, habló.

—Pero de todas formas, en… caso de que Charlotte se retirara, ¿quién sería el que la sucedería?

—Charlotte es solo la Regente. Además, no digas cosas que traigan mala suerte como esas.

Vrusto ligeramente dio una palmada a la espalda de Riku.

No pretendía darle con mucha fuerza, pero Riku terminó tambaleándose hacia delante. Y, debido a su único brazo, no pudo mantener su centro de equilibrio, tras equilibrarse, miró a Vrusto con un rostro lleno de resentimiento.

—¿…Qué estás haciendo?

—No, nada realmente. Bueno, no hay buenos candidatos para tomar el mando. No hay nadie más que Pluutos-sama, el más pequeño de los hermanos del rey demonio, y Pluutos-sama es una persona culta desinteresada en la guerra.

Hay muy pocos parientes del Rey Demonio.

El más fuerte demonio portador del poder de los dragones ha sido casi asesinado por el Rey Demonio actual. Los restantes eran familia de Leivein y Pluuto.

Pero, ya que no había esperanzas de Leivein despertando, inevitablemente, Pluutos o su mujeriego hijo eran los únicos herederos posibles al trono. Si esto llegara a ocurrir sería el fin de los demonios.

—Es por eso que te lo digo. No hay nadie para reemplazarla.

Vrusto lo dijo francamente.

Vrusto sabía que Riku odiaba a Charlotte. Leivein solo le había dicho que no le hiciera cosas como asesinarla, pero al final, solo prohibió eso. Debido a que es sobre lo que le habla Vrusto, acabaría diciendo algo como “no es un asesinato; le voy a cortar directamente su cabeza limpiamente”.

Quería evitar esa posibilidad mientras tuviera tiempo.

—Ahora mismo, no hay más remedio que obedecer al Rey Demonio Provisional Charlotte. ¿Entiendes, ojou-chan?

Como para persuadir a Riku, Vrusto ligeramente acarició su pelo rojo.

Sin decir nada, Riku silenciosamente se mantuvo mirando al frente.

—¡Te estoy preguntando si lo has entendido!

—…Si, no hay otra forma más que obedecer a Charlotte por ahora. Es por eso que asistiré a la reunión apropiadamente.

Murmuró Riku con un tono insatisfecho.

—Está bien entonces.

Apartando su mano del pelo de Riku, Vrusto mostró una amplia sonrisa.

La tarea de detener a Riku si hiciera algo sospechoso era su deber como instructor.

Pero,

—Ah, ojou-chan, ¿quieres dulces helados? Deberían quedar algunos en el almacén.

—¿No necesitas terminar de revisar todos esos documentos?

—Está bien. Al final, estoy dejándolo todo para largas noches.

Con Vrusto diciendo esto, Riku asintió tras un poco. Mirando su rostro desde el lateral, de alguna manera parecía estar de buen humor.

—¡De acuerdo, está decidido!

Mientras pensaba sobre probar dulces helados, se apresuró al almacén. Como si Riku también quisiera comer rápidamente dulces helados, anduvo más deprisa de lo usual.

Riku no había cambiado de cómo era normalmente. Viéndola actuar así, permitió a Vrusto sentirse aliviado por un momento.




<< ATRAS        == LISTA DE CAPITULOS ==        SIGUIENTE >>




No hay comentarios:

Publicar un comentario