Capítulo 67: Ocho días antes del comienzo de la guerra
En ese instante, la sala de reuniones se llenó de voces rugientes.
Había una gran variedad de reacciones. Era como si alguien hubiera puesto un nido de abejas en la sala de reuniones.
Mientras Riku escuchaba silenciosamente sus voces, los ojos de Charlotte estaban abiertos de par en par y quedaba petrificada.
Este momento había llegado finalmente.
Riku elevó los bordes de su boca. Eso era algo que había estado pensando desde que recuperó la conciencia… o realmente, ocho días atrás.
—De acuerdo, mataré a Charlotte.
Esas palabras.
Esas palabras que dijo Riku fueron el comienzo de todo.
Más bien, siendo más concreto, tal vez fue en el instante en que Asty reportó el estado de Leivein.
Cuando Riku preguntó a Asty si Leivein estaba bien, siendo honesta, terminó por contar a Riku la verdad. Cuanto más hablaba Asty sobre ello, Riku fruncía el ceño más aún, y para cuando había terminado de contar los detalles, con sus brazos cruzados, Riku estaba a punto de de levantarse en cualquier momento.
—Asty, ¿sabes dónde está Charlotte?
Mientras silenciosamente mostraba una gentil sonrisa a Asty, le preguntó.
Mientras murmuraba su usual “Hmmm… de gozaru” mientras pensaba, puso su dedo ligeramente en su barbilla.
—Probablemente en la torre más alta del castillo del Rey Demonio… pero, ¿¡en qué estás pensando de gozaru!? ¡¡Coronel, debes descansar de gozaru!!
Asty, que regresó a sus sentidos, rápidamente se puso frente a Riku.
Si dejara a Riku suelta sin cuidado, quizá Riku realmente fuera a matar a Charlotte.
Mirando a Riku ahora mismo, ya estaba agarrando su alabarda con la mano izquierda. Además de eso, mientras el brillo de sus ojos se había convertido en el del campo de batalla, había inundado todo con una densa intención asesina.
No había necesidad de pensar en ello.
Riku iba seriamente a matar a Charlotte. Preparándose, Asty cuidadosamente eligió sus palabras para poder calmar a Riku por ahora.
—Coronel, necesitas contener tu ira por ahora de gozaru yo. Primero de todo, si mataras a Charlotte-sama, el Rey Demonio provisional, sería considerado que cometerias traición contra la armada del Rey Demonio. Perderías tu estatus en el ejército de gozaru yo.
Aunque Asty le habló a Riku como si estuviera calmando a un caballo, terminó como si estuviera añadiendo leña al fuego. El brillo en los ojos de Riku se volvió más turbio incluso que antes y Asty estaba recibiendo una mirada más fría de lo habitual.
—¿Ira? ¿Contener?
Riku murmuró aquellas dos palabras. Su voz tenía una quietud propia de los mismos infiernos.
Con el nivel de ira de Riku sobrepasando el habitual, Asty estaba nadando en sudor. Aunque su cuerpo temblaba de miedo, no tenía tiempo de notarlo.
—Una vez que alguien hiere al Capitán Leivein, ese alguien ya está muerto. Incluso si es el Rey Demonio provisional, no le daré un castigo leve.
—¡E-eso no es bueno de gozaru! ¡si matas a la cabeza de los demonios, serás asesinada por el General Leivein más tarde de gozaru yo!
Asty desesperadamente intentó hacer algo, pero la intención de Riku no cambió.
—Eso no me importa.
Sin dudas en sus ojos, miró directamente a la puerta.
Un demonio promedio no tendría probabilidades de ganar contra Charlotte, que ostentaba el título de Señor Demonio Provisional. Pero, si no era la más destacada del ejército del Rey Demonio actualmente, Riku, ¿quién más podría? Aunque hubiera perdido su brazo dominante, todavía era posible imaginarla fácilmente ganando contra Charlotte.
Incluso luchando frontalmente contra Charlotte, no perdería.
Asty tenía que estar de acuerdo ya que era la verdad, por eso estaría bien dejar a Riku ir. Pero pensándolo bien sobre lo que ocurriría después, rápidamente negó con la cabeza.
—Incluso si es aceptable, ¡no es bueno de gozaru! ¡el castigo por matar a Charlotte-sama sería la muerte! ¡no quiero que la Coronel Riku muera de gozaru!
—…Asty.
Con un pequeño susurro, la expresión de Riku cambió paulatinamente.
Por un momento, Asty estuvo aliviada pensando que RIku finalmente había comprendido lo que estaba diciendo. Pero entonces, la alabarda de Riku cortó el aire, levantando un sonido. Debido al ataque repentino, Asty tuvo que poner toda su fuerza para desenvainar su espada. Antes de que Asty pudiera empuñar su espada, había sido arrebatada de su mano, y ahora, el filo del hacha estaba junto a su cuello.
—Este es el último aviso, Asty Gortoberuk. Ábreme el paso.
La voz de Riku era fría en todos los aspectos.
Asty no tenía manera de luchar contra esto. No podría ganar con sus puños, y su espada estaba en el suelo. Po más que estirara la mano no llegaría a alcanzarla. Incluso si pudiera alcanzar su espada, antes de que pudiera reaccionar, su cabeza ya habría sido mandada a volar.
—Co-coronel…
Si no obedecía a Riku ahora, perdería su vida.
Pero aún así, Asty dudó.
Si dejaba a Riku pasar, sentía que todo acabaría de una manera irrevocable. Riku también había sentido a Asty dudando. Tras cerrar ligeramente sus ojos…
—Ya veo, esta es tu respuesta.
Como si estuviera molesta, Riku declaró la sentencia de muerte de Asty.
La espalda de Asty se tensó. La insana expresión que Asty había visto muchas veces cuando Riku iba a matar a alguien estaba ahora dirigiéndose a ella. Sin ninguna duda, Riku puso fuerza en su alabarda y cuando estaba a punto de matar a Asty. Entonces…
—Es suficiente, Coronel Riku Barusak.
Repentinamente, la puerta se abrió.
Un gran hombre con cuernos magnificentes con uno de sus brazos faltantes estaba frente a la puerta. En el instante que Riku vio la figura del hombre, su rostro se hizo más sombrío, y el rostro de Asty se relajó.
Rudogar Gortoberuk entró a la habitación con resolución.
—Qué, estoy sólo. Solo unos pocos pudieron notar tu intención asesina.
—A-abuelo…
Después de que Asty levantara su voz como la de un pollo salvado del matadero, Riku abandonó su postura. Una vez liberada Asty, el sentimiento de parálisis se perdió, y como si una cuerda la estuviera sujetando, Asty cayó sentada.
Viendo a su nieta de esa manera, Gortoberuk acarició su hombro ligeramente.
—Asty, lo has hecho bien deteniendo a la Coronel. Te daré algo de dinero de mi cartera luego.
—Querido abuelo… gracias de gozaru…
—Tiene algún asunto conmigo, ¿General Gortoberuk?
Mientras miraba la conversación entre abuelo y nieta, Riku preguntó a Gortoberuk.
Riku estaba alerta con la aparición de Gortoberuk, que parecía haber sido planeada. Riku tenía la resolución para matar a Gortoberuk sin dudas si fuera a reportar la conversación previa a Charlotte. Con ambos siendo mancos, Gortoberuk ganaba en experiencia. Pero, Riku ya había visto que ella era más fuerte.
Ahora mismo, incluso en este instante… Riku era capaz de derrotar a Gortoberuk.
—…Qué, debería calmarte. También opino lo mismo que la Coronel.
Mientras seguía acariciando el hombro de su nieta, Gortoberuk lo dijo con voz calmada.
—Aunque realmente pretendía hacerlo de una manera un poco más pacífica.
—¿Los mismos pensamientos?
Cuando escuchó que Gortoberuk pensaba como ella, relajó algo de la fuerza con la que sujetaba la alabarda. Pero, quizá eran palabras para bajar la guardia. Sin bajar esta, Riku repitió su pregunta.
Tras esto, la sonrisa de Gortoberuk se desvaneció de su rostro.
—Yo también creo que el Rey Demonio Provisional debería ser cesado.
Su rostro mostraba una expresión seria en todos los aspectos, sin falla en su voz, el General Gortoberuk continuó sus palabras.
—Si consideramos el futuro de los demonios, es difícil tolerar alguien así en la cima. Hasta ahora, he estado obedeciendo a Charlotte ya que era la hermana pequeña del anterior Rey Demonio… pero como era de esperar, he alcanzado mi límite.
—En ese caso, ¿no está bien matarla?
Con Riku diciendo eso, Gortoberuk negó con su cabeza.
—…Si simplemente la matas, serás acusada de traición. Es más, tú, Coronel Riku… No, Mayor General Riku… eres una existencia que estará apoyando a la armada del Rey Demonio desde ahora, no quiero acabar con las nuevas generaciones por destronar a esa mujer.
Los ojos de Gortoberuk mostraban brillo en ellos.
Para Riku, no parecía que Gortoberuk estuviera mintiendo.
—Ya veo. En ese caso… ¿Qué pretendes hacer, General Gortoberuk?
Riku calmadamente dejó su alabarda en su funda cuando preguntaba eso. Aunque estuviera enfundada, aún estaba al alcance para desenfundar. Si algo ocurriera, sería capaz de arreglarlo inmediatamente. Para despejar las sospechas de Riku, Gortoberuk le mostró sus verdaderas intenciones.
—Tras ocho días, junto la promoción de la Coronel a Mayor General, se celebrará una reunión. En ese lugar, la Mayor General Riku propondrá la dimisión de Charlotte. Hasta eso, incrementaremos nuestros aliados.
—¿Aliados? No creo que haya muchos demonios que quisieran aliarse conmigo.
Riku bufó.
Riku estaba enterada de que era odiada por ser humana. Eran las miradas que había recibido desde que había sido reclutada por la División Dragón. No podía pensar que algo así pudiera ser arreglado en solo ocho días por más que lo intentara.
Como si hubiera leído el pensamiento de Riku, Gortoberuk levantó tres dedos.
—Los demonios participantes en la reunión están divididos en tres grupos. El primero es formado por demonios que obedecerán a Charlotte sin importar qué. El segundo grupo se conforma por oportunistas. Realmente, muchos de los demonios están en ese grupo. Ahora siguen a Charlotte, pero pueden fácilmente cambiar de bando a donde les convenga más. Hay algunos en los que no se puede confiar, pero podrán ser nuestros aliados.
Gortoberuk bajo el primero de los dedos y el segundo también, con el dedo restante apuntó a Riku.
—El tercer grupo se conforma de demonios que dudaban de los métodos de Charlotte aunque fuera un poco. Si somos capaces de ganar aliados de ahí, seremos capaces de hacer que los oportunistas se muevan.
En la mente de Riku, la imagen de Charlotte quedándose sola en la reunión.
No importaba cuánta autoridad tuviera, si tomaba aliados con ella, sería capaz de ganar en número. Sería posible acorralarla para destronarla.
Si había éxito en ello, Charlotte se podría convertir en su “juguete”.
Si pierde su título como Rey Demonio Provisional, Charlotte se convertiría en un demonio normal. Incluso si Riku hierve o asa a Charlotte, nadie la acusaría por algún crimen.
—Ya veo…
Tras escuchar a Gortoberuk, Riku recobró su compostura.
Incluso si se ganaba el resentimiento de Leivein, sería capaz de evitar ser juzgada por otros demonios. Además, el sentimiento de querer permanecer ahí hasta que Leivein recuperara la conciencia era fuerte.
Para conseguir un futuro donde mantiene su posición y continúa sirviendo bajo el mando de Leivein, necesitaba matar a Charlotte sin importar qué.
El rostro tenso de Riku se suavizó.
—General, ¿Cuánta gente habrá en la reunión?
Tras ver la actitud de Riku, Gortoberuk mostró una sonrisa feliz.
—Cien demonios se encontrarán en el lugar. Si ganamos el apoyo de más de la mitad de ellos, será nuestra victoria.
Sin ningún problema, ambos se dieron un apretón de manos.
Con las manos que no eran sus dominantes, ambos Riku y Gortoberuk firmemente agitaron sus manos.
Hasta la reunión, había ocho días.
Ese sería el momento de desencadenar la batalla decisiva que había comenzado silenciosamente.
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