domingo, abril 30, 2017

Katahane no Riku - Volumen 2 - Capitulo 60


Capítulo 60: Cruda Realidad


Con un gran dolor en el lado de su cabeza, Roppu gimió.

En el callejón de la capital real, una silenciosa batalla se desarrollaba. Corriendo a toda velocidad, tras Roppu, Rook lo perseguía mientras cargaba un arco. Cada poco tiempo, Rook disparaba una flecha, apuntándole.

La puntería de Rook no era nada mala.

Recibió la guía de Celestinna, y tenía mejor habilidad que los soldados promedio por mucho.

Pero, desafortunadamente para él, Rook estaba disparando mientras corría. Y sin tener demasiadas flechas, era posible librarse de sus tiros. Pero debido a su gran puntería varias flechas habían rozado a Roppu en su cabeza, mejilla y orejas.

—¡Deberías rendirte! ¡Conejo demonio!

Mientras escuchaba a Rook gritando tras él, Roppu siguió corriendo.

No había demonio que pudiera detenerse solo porque le dijeran que se detuviera. Con su vida en riesgo, moviendo sus pies con todas sus fuerzas, como mensajero se había entrenado, siguió corriendo alejándose de la fuente de la plaza aunque fuera tan solo por un rato más.

—¡Tú, di algo, conejo! ¡Déjame darte y muere de una vez!

Mientras se quejaba de cosas sin sentido, Rook siguió disparando flechas a Roppu. Aunque Rook era capaz de mantener la persecución a pesar de no saber hacia donde correr o disparar, sus tácticas hicieron a Roppu estar algo confuso.

Había veces en los que las estrategias de la Teniente Coronel a la que servía eran raras. Pero, como era de esperar no habría cosas tan estúpidas como esta en sus planes.

Entonces, inconscientemente…

—…Realmente eres completamente diferente que tu hermana mayor.

Roppu concluyó así, entrando en silencio.

Esas palabras que dejaron su boca llenaron el callejón ruidosamente hasta el punto de ser antinatural.

Pero, no tenía tiempo para preocuparse por más cosas. Continuando corriendo, al girar en una esquina, se dio cuenta que ya no había flechas siendo disparadas tras él. Es más, cuando se giró, no pudo ver la figura de Roppu por ningún lugar.

—¿Esto… es suficientemente lejos?

Para Rook dejar escapar a Roppu era un fallo en su misión.

Mientras pensaba en si habría una emboscada, Roppu discretamente observó desde la esquina del callejón.

Tras hacer eso, vio a Rook aún ahí. A unos diez pasos de distancia de Roppu, estaba ahí parado estupefacto, como si su alma hubiera dejado su cuerpo.

—…

Se mantuvo de pie como si ya no le importara Roppu, y tampoco mostraba signos de girarse.

Sin disparar más flechas, ahí estaba con el mismo rostro. Incluso tras unos pocos minutos, no hizo absolutamente nada. Debido a lo raro que actuaba Rook, Roppu se acercó a una distancia prudencial.

—Hey.

Sin vida, Rook finalmente abrió la boca.

Roppu se puso en guardia, pero Rook no estaba en un estado en que se preocupara por ello. Es más, quizá había olvidado que Roppu era enemigo.

Con un ánimo que se sentía como si algo hubiera estancado el aire, algo titubeante, Rook preguntó a Roppu.

—¿…Con hermana mayor… De quién estás hablando?

***

—¡Cállate, animal!

Escupiendo esas palabras en un grito, con toda su fuerza, Riku se soltó de lo que la restringía.

El brazo derecho de Riku que estaba restringido por la espada de Raimon que se había transformado en unas esposas.

En otras palabras, si se moviera sólo un poco, el filo de la espada se clavaría más en su brazo, o podría cortarlo. Como si fuera lo más esperado, en ese instante, la espada de Raimon se hundió en el brazo de Riku, la espada que estaba muy afilada a pesar de mantener esa forma, cortó brutalmente el brazo de Riku.

—¡!

Desde el corte, sangre fresca salía a borbotones salpicaba como si fuese desde la fuente tras ella.

En el siguiente momento, un intenso dolor que haría que la mente de cualquiera se nublara cruzó su brazo. Durante su vida, Riku había sufrido numerosas heridas, pero como era de esperar, el dolor de tener un brazo amputado iba más allá de su imaginación. Junto con el dolor, una sensación fría la asaltó por la gran cantidad de sangre que perdía. Sus piernas comenzaron a desfallecer. Pero, si se desplomará en un lugar como este, no habría ningún significado en sacrificar su brazo.

Mientras chirriaba sus dientes, tomó distancia de Raimon.

—¡Como si quisiera seguir órdenes de alguien como tú!

Junto con su respiración entrecortada, escupió esas palabras.

Una piscina de sangre se acumulaba sobre el suelo. En la piscina, el brazo derecho de Riku y su espada plateada estaba ahí.

Honestamente ella solo podía asentir ante perder su brazo dominante, era muy lamentable. Pero, más que eso, ella no sería capaz de perdonarse por seguir las palabras de ese hombre y traicionar a Leivein.

El auténtico nombre enlaza con tu alma.

Esas palabras no se podían resistir de ninguna manera.

—…Eres una estúpida, Riku.

Raimon resopló a Riku.

—¿Tanto quieres acabar con los espiritistas que incluso sacrificarías tu brazo? La derrota de los demonios ya fue decidida en la antigüedad.

Haciendo que su espada cambiada de forma y regresará a su estado original, comenzó a acercarse a Riku de nuevo.

—¿Quién sabe? ¿Es así?

Riku intentó verse fuerte tanto como pudo.

Según como Raimon se iba acercando a ella, ella iba dando pasos hacia atrás. Mientras cubría lo que quedaba de su brazo derecho con la mano izquierda, esperó la oportunidad de escapar.

Debería haber conseguido ganar suficiente tiempo ya para sus subordinados. Pronto este lugar estará lleno de humanos. Era molesto, pero ya no podía luchar.

…Y al mismo tiempo, tampoco podía imaginar cómo escapar a salvo.

—Debería haber tenido algún as en la manga— Riku resopló.

Debido al intenso sangrado, su vista comenzó a volverse turbia.

Debido al dolor, sentía que su conciencia comenzaba a irse. Sus piernas comenzaron a sentirse débiles. Aunque todo lo que había pasado era que había perdido un brazo, Riku acabó así. Que miserable ¿por qué era tan débil? Pero, si no hubiera sido por esto, no podría haber evitado escuchar su verdadero nombre completo.

Riku jamás apuntaría su espada hacia Leivein por algo tan irrazonable como el auténtico nombre. Eso es, aunque tuviera que morir.

Si llegara a eso, preferiría hacer un intento de ataque suicida con su último aliento. Pero aún estando así sería posible para ella luchar.

Si pierde sus brazos, lo pateará hasta morir.

Si pierde sus piernas, lo morderá hasta la muerte.

Cuando pierda sus dientes, usaría lo que le quede de cuerpo para golpearlo hasta la muerte.

Usando su cuerpo, mataría a todos los que se pusieran ante sus ojos.

Ese era la única forma de alargar su supervivencia por ahora.

—En ese caso, Rinkus Barusak.

Pero, su esperanza fue rápidamente arrebatada.

Raimon dijo el verdadero nombre de Riku de nuevo en una alta voz que llenó toda la plaza.

—Entonces, ve a aniquilar demonios y después suicídate.

—Lo siento pero eso es algo que ella no hará.

Una voz familiar y fuerte llegó a los oídos de Riku.

Una fuerte mano fue puesta sobre sus hombros. En ese instante, toda la frialdad se había ido y comenzó a sentir calor desde sus hombros hacia todo su cuerpo.

Quien se había mostrado frente a Riku protegiéndola era un dragón de alas negras.

Sabiendo de alguna manera quien era el dueño de las alas de dragón, los ojos de Riku se entrecerraron mientras abrió su boca para hablar, debido a la sorpresa, no podía articular palabra.

Raimon no podía esconder su sorpresa ante la aparición de ese demonio.

—¿…Qué…?— Raimon habló con un tono de perplejidad.

Definitivamente había ordenado a Riku matar demonios al usar su verdadero nombre. Esas palabras definitivamente habían alcanzado a Riku. Pero, no había signos de que Riku estuviera actuando como para atacar demonios.

—Es simple, Raimon Barusak.

Mientras estiraba su alas de dragón negro, el demonio rió sonoramente triunfante. Siguiendo a este aparecieron los subordinados de Riku y los demonios de la división dragón uno tras otro. Con sus armas favoritas, miraban a Raimon y los espiritistas a través de Riku.

—Es porque Riku es mi subordinada.

Leivein alzó su gran espada.




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