Capítulo 7: El Asalto
Las flechas se acercaban. Y no eran sólo una o dos flechas.
Una cantidad de flechas tan grande que irán imposible de contar se estaban extendiendo como gotas de lluvia.
Todos los demonios que estaban adelante llevaban un escudo y al momento que vieron las flechas, los levantaron enseguida. Afortunadamente, aunque aún había un gran número de flechas, estas eran más delgadas que una ramita de madera. Si se trataba de estas delgadas flechas, no habría manera de que pudieran pasar por los escudos de hierro. La sonidos metálicos se mantenían resonando indefinidamente. Pero para los demonios que llegaron un segundo tarde, esta lluvia de flechas era como un infierno. Sin ser capaces de defenderse a sí mismos, las flechas estarían penetrando sus gargantas y sus brazos.
Riku quien no llevaba un escudo, solo pudo repeler las flechas con su alabarda tanto como pudo. Pero incluso entonces, no había manera de que pudiera repeler todas las flechas. Una flecha rozó la mejilla de Riku. Ella sintió el mismo dolor que se siente cuando te cortas el dedo con un papel. Con el palma de su mano, se limpió la mejilla.
—¡Estúpidos demonios!¡Se dejaron engañar por una información falsa!
Desde lo alto de un árbol, era posible escuchar un voz riéndose.
Mirando hacia arriba, en una rama de un árbol había una sombra cubierta con una capa negra. Junto con él, había más o menos alrededor de un poco más de 100 personas. Tenían la misma capa y había un broche con la imagen de algo que parecía ser una serpiente grabada.
Justo cuando ella vio el patrón, suspiro.
—Es el emblema de los espiritistas de la Familia Bernaal.
Al igual que la Familia Barusak, ellos eran una de las familias espiritistas que servían al Rey.
Como un compañero de una familia espiritista, ellos tendrían que participar juntos en este ritual de guerra, pero en bandos opuestos.
Ella había escuchado algunas veces que eran una de las familias espiritistas que por el simple hecho de prolongar la paz del Reino, luchaban contra los demonios. Al menos, según lo que su padre le había enseñado, ellos no eran una familia que haría algo cobarde como un ataque nocturno por sorpresa.
Sin tener en cuenta a Riku, quien estaba atónita y agarrando firmemente su alabarda, la situación siguió avanzando.
—¡Mierda! ¿¡Era una trampa!?
—Pensar que ocultarían su aroma y se acercarían a nosotros… Maldición. ¡Todo el mundo ataque!
Los demonios no solo se quedarían quietos mientras recibían las flechas. Aquellos que tenían una buena constitución física, todos a la vez, estaban cargando y golpeando contra los árboles.
Había un demonio envuelto en un caparazón y otro que lucía como un oso, ambos corrieron en contra de los árboles y el suelo se sacudió.
Algunos espiritistas perdieron su equilibrio y cayeron al suelo. Pero en realidad, también había algunos espiritistas que habían bajado de los arboles antes de ser lanzados.
Cada uno empuñaba una espada para espiritistas y las movían hacia abajo, donde estaban los demonios más cerca de los árboles. Los demonios que estaba debajo de estos árboles, al igual que como se corta una fruta, ellos fueron cortado en dos mitades.
—Tch, ¡todo el mundo a la carga!¡Incluso si es con sus últimos esfuerzos, matenlos!
—Esa es mi línea. Por el bien del Reino, ¡¡maten a todos los demonios!!
Las artes de prohibición demoníaca que tanto habían entrenado y las técnicas de combate que los demonios entrenaron, ahora se estaban enfrentando entre sí.
Pero en este momento de la batalla, el lado de los espiritistas estaba teniendo una ventaja abrumadora, incluso en términos de números.
Los espiritistas eran especialistas en exterminar a los demonios.
No importa cuánto los demonios entrenen sus propios cuerpos, eran como bebes cuando se enfrentaban a las espadas infundidas con el poder de prohibición demoníaca.
Después de todo, incluso quienes tenían un caparazón tan duro como una armadura, fueron cortados fácilmente. Por cada espiritista muerto, cinco o seis demonios perdían sus cabezas.
—Mierda. ¡¡Luchen hasta el último aliento!!
El demonio que estaba al mando del ejército, interrumpió con su voz.
Un espiritista que estaba llevando una lanza, lo atravesó por su espalda. Sin ningún tipo de ceremonia, él fácilmente murió sin más.
A pesar de que el número de demonios era considerado lo suficientemente fuerte como para ser llamado un ejército pequeño, frente a los espiritistas, eran como peones impotentes.
—¡Mueran!¡Los demonios no merecen vivir en ningún lugar del mundo!
Un espiritista con una gran voz, declaro.
Si, en todos estos cien años… la razón del porque los demonios ni siquiera eran considerados como un enemigo por los seres humanos, era esa.
Y esta vez también, incluso antes de empezar a luchar, el ganador ya había sido decidido.
… O eso es lo que se suponía que debía ser.
—Demasiado rápido. Los demonios mueren tan fácilmente …
Fuera del lugar que estaba en guerra, la voz de Riku resonó en el campo de batalla.
Y como siguiendo la intención de esas palabras, los espiritistas comenzaron a gritar, haciendo eco alrededor.
Como los gritos aparecieron repentinamente, muchos espiritistas dejaron de moverse. Los demonios que antes estaban luchando defensivamente, se sorprendieron y se detuvieron. Y luego, por un momento los espiritistas dejaron de moverse.
Su “buena fortuna” termino allí.
—Ustedes, también. ¿no deberían morir ya?
Riku balanceo su alabarda.
La fuerte y pulida hoja de hierro de una manera muy inesperada voló hacia un espiritista. Cortando su torso, su cuerpo cayo y se podían apreciar como sus órganos internos se esparcían por el lugar. Pero antes de que cayera al suelo, otro espiritista que todavía estaba mirando a su amigo muerto, en solo un momento su cabeza fue cortada.
La sangre fresca estaba rociando a los alrededores. Parte de esta sangre se estaba pegando a la cara de uno de los espiritistas, parecía que era el capitán.
El espiritista movió lentamente su mano para tocar su mejilla. En sus dedos, estaba la sangre de sus compañeros.
Solo en ese momento, regreso en sí. Al principio tenía una expresión de sorpresa, pero su rostro pronto comenzó a retorcerse. La emoción se había vuelto ira. El espiritista, con los ojos inyectados de sangre, miro la sangre que empapaba a Riku.
—¡Maldita demonio!
Cuando alzó su voz, preparó su postura con la espada.
Riku con un inexpresivo rostro, estaba girando su alabarda. Con ojos muy fríos, ella estaba mirando al espiritista. Luego, lentamente comino hacia él. Por su comportamiento, parecía como si ni siquiera estuviera lista para luchar. Ella solamente estaba girando perezosamente su alabarda con su mano derecha.
Mirando la forma de actuar de Riku, venas salían de su cabeza por la ira.
—Sólo serás capaz de actuar arrogante por ahora. ¡Voy a matarte con mis propias manos!
El espiritista levanto enérgicamente su espada.
Riku, alzo su cara para seguir la espada, como si al hacerlo fuera un dolor en el culo.
Incluso ahora que la abrumadora espada de prohibición demoníaca estaba girando hacia abajo, no parecía como si ella tuviera la intención de evadir el ataque.
En su lugar, como si fuera a coger la espada que se dirigía a ella, Riku llevo su mano hacia adelante.
La espada, junto con el sonido de viento siendo cortado, cayo hacia la mano de Riku. El impacto de la espada hizo que Riku frunciera el ceño un poco. Pero eso fue todo. Se supone que era un ataque fuerte, pero Riku quedo ilesa.
Hasta ahora, esa misma espada que tan fácilmente había cortado a los demonios ni siquiera le había causado ninguna herida en la palma de su mano.
La expresión del espiritista cambio de ira a la sorpresa. Mientras lanzaba un grito, puso todo su poder de prohibición demoníaca en la espada. Pero aun así, Riku sé que imperturbable. No importa cuánto poder sea puesto en la espada, Riku no iba a sangrar.
—¿¡P-por qué!?
—Mientras que prohíbe el poder de los demonios, en su estado normal, no es nada más que una simple e inofensiva espada sin filo.
El espiritista quedo en shock.
En lugar de ira o sorpresa, un miedo desconocido lo comenzó a dominar. Todo su cuerpo estaba sudando. Ahora tenía miedo de una pequeña niña más que a cualquier otra cosa.
Por otro lado, Riku mostraba una expresión muy contraria a la de él. Ella estaba vagamente tranquila y tenía una solitaria sonrisa. Pero sus ojos estaban llenos de locura. Mirando al espiritista, Riku le hablo con indiferencia.
—Incluso si puedes cortar demonios, no me puedes cortar a mí.
Sosteniendo la espada con su mano izquierda y apretando su alabarda con su mano derecha, ella aún tenía una expresión tranquila.
—Adiós, espiritista de Bernaal.
Y el espiritista, incapaz de poner resistencia, fue cortado verticalmente por la mitad. Un intenso color rojo, similar al pelo de Riku, estaba pintando su piel. Sin mostrar ningún signo de que se preocupara por eso, miro a los espiritistas que quedaban.
—Buenas tardes, espiritistas de Bernaal. ¿Se prepararon para entregar sus cabezas?
Mientras sostenía su alabarda cubierta de sangre, se acercó al espiritista que ahora estaba cortado en dos. Era como el juego del Otelo, en el tablero las piezas blancas estaban predominando y con solo una pieza negra, la situación se revirtió.
Como si la roja alabarda danzara, las cabezas retorcidas de miedo volaban por los alrededores. Para los espiritistas, esta era la imagen del infierno en persona. Aun así, todavía había espiritistas que mantenían su cordura.
Un espiritista, temblaba tanto que hasta su espada lo hacía y grito con fuerza.
—¡Es-es solo una persona!¡¡Si somos capaces de matarla, será nuestra victoria!!
—¿Si puedes matarla?. Eso puede ser un poco malo.
El brazo del espiritistas fue cortado y cayó al suelo. Como vio su propio brazo tirado, toda la cordura que le quedaba salió de su cabeza.
Su grito no se convirtió en palabras y dio un paso atrás. Pero como estaba en pánico cuando lo hizo, termino cayéndose de trasero. Aun así, hizo su todo lo posible para a huir. Pero justo cuando el espiritista estaba a punto de retirarse, una lanza afilada atravesó su pecho.
—Lo siento, pero no puedo dejar que ese mocosa sea la única que se lleve todo los logros, ¿puedo?
Era la lanza de Vrusto la que había atravesado al espiritista.
Como si eso fuera una señal, todos los demonios que todavía estaban vivos fueron a atacar a los espiritistas restantes. Pero entre ellos, no había ni siquiera una persona que aún estuviera dispuesta a luchar. A los ojos de Riku, los espiritistas que habían perdido su espíritu de lucha no eran una amenaza para los demonios que habían encontrado su oportunidad de ganar.
—No es suficiente.
Riku estaba mirando a los alrededores desde lejos, viendo a los demonios y a un enjambre de espiritistas.
Sin desviar la mirada de la tragedia que les estaba pasando a los humanos y sin ni siquiera parpadear, solo sostuvo la alabarda en sus brazos, mientras los miraba.
—¡Que alguien le diga rápidamente al capitán Leivein sobre la trampa!
—¡Reorganícense!¡Vamos a regresar!
Cuando el ultimo espiritista dejo de moverse, uno de los demonios tomo las órdenes.
Dentro del mar de sangre, todo el mundo estaba feliz por la victoria y hablaban entre sí sobre cada una de sus combates. Como si recordara algo, aquel demonio se acercó a Riku. No era posible ver a través de la expresión que estaba haciendo la cara de… Vrusto.
Desde su cara peluda de lobo, parecía como si estuviera enfadado, pero al mismo tiempo, parecía que se estaba riendo. Riku lo saludo sin dejar de agarrar su alabarda.
En silencio, Vrusto miro a Riku por un momento. Y luego levanto su mano.
—¡Lo hiciste bien!
Con toda su fuerza, la golpeó en su espalda.
Debido a la fuerza que puso, ella se tambaleo. Por ese ataque tan repentino, Riku se iba a quejar pero antes de que pudiera abrir su boca, Vrusto empezó a hablar.
—Tú, pensé que solo eras una pequeña mocosa que moriría en su primera batalla. Esta es la evidencia de que mis métodos de entrenamiento son muy buenos.
Por una extraña razón, el tono de voz de Vrusto parecía muy feliz. Ya sea debido a la forma en que se jactaba de sus habilidades como instructor o por alguna otra cosa.
Riku no entendía muy bien, pero pensar en eso ahora, era molesto. Ella no estaba realmente interesada en la razón del por qué Vrusto estaba feliz.
Mientras se frotaba su espalda, miraba a Vrusto.
—Pero, en realidad estás cubierta de sangre, eh. Cuando regresemos, necesitas lavar adecuadamente la sangre que está cubriendo tu armadura. Todavía eres una chica después de todo. Bueno, de alguna manera u otra lo eres.
Con solo decir eso, Vrusto se apartó de Riku.
Se regresó al grupo de demonios supervivientes. Al final, ella realmente no entendía y tenía como un signo de interrogación flotando en su cabeza.
Por el momento, pensó que con el pañuelo debería limpiar la sangre que cubría su alabarda. Pero cuando lo saco, incluso el pañuelo que se suponía que debería ser de color blanco, estaba cubierto de sangre.
—Hey, mocosa. Por cierto, tengo algo que quiero preguntarte.
Mientras ella estaba limpiando su alabarda con el pañuelo cubierto de sangre, Vrusto volvió hacia ella.
—Se suponía que ellos eran de esas familias espiritistas ¿verdad?. ¿Está realmente bien que los hayas matado sin ninguna duda?
—¿Hay algún problema con hacer eso?—Riku inclino su cabeza.
Cada vez que ella movía el pañuelo, las manchas de sangre se extendían por la plateada hoja. Ella había sido capaz de remover los fragmente de órganos y la mayor parte de sangre. Pero si ella fuera a limpiar más que eso, la alabarda se ensuciar mas en vez de limpiarla. Mientras doblaba el pañuelo le hablo.
—Ese era el enemigo, ¿verdad?. Si son ellos, entonces, eran las personas que necesitaban ser asesinadas, ¿verdad?
—Pero hace un par de semanas atrás, eran tus aliados, ¿o no?
—¿Aliados?
A la pregunta del Vrusto, Riku levantó las comisuras de sus labios. Con su pelo rojo que era agitado por el viento, y con sus labios teñidos de sangre, sonrió.
—Esa gente no me aceptaba. Por eso, no eran mis aliados. Además…
En la profundidad de los radiantes ojos azules de Riku, algo se reflejaba en ellos. Por primera vez, desde que había nacido, alguien esperaba algo de ella. Leivein había aceptado el poder de Riku. Y a ella, quien no tenía a donde ir, él le dio un lugar al cual pertenecer.
… Incluso el pelo rojo que no le gustaba mucho, él le dijo que se veía bonito en ella.
El que primero acepto su existencia, fue Leivein. Y el único que la considero necesaria, fue él también. Por eso, puede balancear la alabarda por su causa.
Por el bien del Batallón del Dragón Demonio él le dio su… Mano.
—Este es el lugar al que pertenezco.
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