sábado, mayo 06, 2017

LV999 Villager - Volumen 1 - Capítulo 3 - Parte 5




LV999 Villager
Volumen 1 - Capítulo 3 - Parte 5

Cuando vio a Kagami echar a correr, Takako inmediatamente agarró a Alice y lo siguió por detrás.

“Para él, ¡huir es como admitir lo que decimos!”

“¡Sólo estoy huyendo porque no me escucharán! ¡Nos encontraremos de nuevo!”

Kagami empezó a correr hacia la posición donde Rex se había escondido. Se dirigían al noreste de Balman, hacia el Castillo del Rey Demonio, que estaba ubicado en Atros, uno de los cuatro reinos.


“¡Kagami-dono, hay un carro parado delante de aquí! Ya que nos dirigimos hacia el Castillo del Rey Demonio, me aseguré de ello antes, porque pensé que sería necesario. Vamos a montarlo.”

Le gritó Menou a Kagami mientras se abría camino hacia él, luego comenzó a tirar de él.

“Un carro… ¿Cómo lo has conseguido?”

“Lo cogí de uno de los vendedores ambulantes que se dirigían a Balman.”

“Y yo que estaba tratando de convencer al Grupo del Héroe de que no eras un chico malo para nada. Si confirmo la seguridad del Rey Demonio, parece que tendré que entregarte…”

“Aunque hubiera robado uno o dos carros, sigo siendo el tipo que atacó la ciudad. Para mí, lo más importante es confirmar la seguridad del Rey Demonio. No te preocupes, no quería a deshonrar a Kagami-dono, por lo que no maté a esos vendedores ambulantes ni les privé de sus bienes. Sólo tomé su caballo y su carro.”

“Eh, pero gracias a tus acciones, el Grupo del Héroe encontró este lugar, ¿o no lo hicieron?”

“…………Ahh.”

Kagami era consciente de cómo, convenientemente, habían sido descubiertos por el Grupo del Héroe. A pesar de que consideró golpear a Menou por un momento, Kagami resistió el deseo y corrió hacia el carro.

Hizo una expresión amarga cuando vio el carro.

Dos caballos estaban en estado de alerta al lado del carro, el cual fue diseñado para transportar cosas y tenía una carpa sobre él. Sin embargo, no importa cómo se viera, esas cosas no eran caballos en absoluto. Sus mitades superiores eran parte humana. Eran Kenta-Uros.

“Deberían estar agradecidos de que les robaras tal cosa.”

Murmuró Kagami mientras colocaba una mano sobre la cabeza del Kenta-Uros y gemía quejumbrosamente, como si lo odiara desde el fondo de su corazón.

“A pesar de que parecían estar bien, ya que estaban siendo utilizados por propia voluntad, les solté. Por supuesto, esos caballos me reconocen y me permiten montarlos.”

Mientras daba a entender que quería ser alabado, Menou fue tirado al fondo del carro. Sin necesidad de que le recordaran que se encontraban en una situación en la que el Grupo del Héroe estaba a punto de alcanzarlos por detrás, Kagami también se metió en el carro.

Detrás de ellos estaba Takako, que parecía feliz cuando los alcanzó, y Alice, que había sido llevada por Takako, y que parecía estar aburrida hasta la muerte. También se metieron en el carro.

“¡Tiempo de partir! ¡Empezad a correr! ¡Si nos dirigimos recto al oeste del bosque, seguramente vamos a salir de él!”

A pesar de que Kagami se subió al carro y trató de permanecer inexpresivo mientras decía esto, los dos Kenta-Uros fijaron desesperadamente sus ojos en él y gritaron:

“Humanos, somos un existencia noble.”

“Ah, sí.”

“Dijimos que solo al Demonio se le permite viajar con nosotros. Como si les fuéramos a dejar a vosotros chicos, que sois seres inferiores, ser transportados. Será para siempre una vergüenza. Perdeos.”

En el momento en que el Kenta-Uros dijo eso, Takako hizo su aparición desde el interior del carro, llevando un látigo. Kagami inmediatamente se movió hacia Alice, y con un “¡Los niños no deben ver esto!”, le cubrió los ojos con las manos.

El carro comenzó a moverse con una velocidad vertiginosa y un “¡Hohohohoh!” de Takako, junto al grito de “¡Nnaaaaaaah!” resonando de los Kenta-Uros. Cuando Menou vio esta escena, reflexionó sobre si era una buena idea que hubiera montado un Hell Crow, definitivamente los Kenta Uros eran mejores.

En el momento en el que el Grupo del Héroe llegó allí, el carro tirado por los dos Kenta-Uros ya se había precipitado en la distancia. Si su nivel era alto, era natural para ellos ser rápidos al salir corriendo. No había ningún arrepentimiento sobre su fracaso por no poder alcanzarlos si se percataban de la distancia que los Kenta-Uros podían alcanzar con su inagotable estamina.

“¡Ell-Ellos escaparon!”

Murmuró Tina mientras se detenía y jadeaba.

“C-Ciertamente… dijeron que se dirigían hacia el Castillo del Rey Demonio. Si ese es el caso, seguro que pasarán por una de las ciudades a lo largo del camino. De cualquier manera, su destino es el mismo que el nuestro. Probablemente nos encontremos de nuevo en algún lugar.”

Murmuró Krul, que los había perseguido de la misma manera, mientras también se detenía y jadeaba. Detrás de ella, Rex estaba apoyado tranquilamente contra un árbol y Palna estaba de pie junto a él, mirando fríamente a los transportes que desaparecían en la distancia.

“¿Les tienes resentimiento?”

Rex, que se dio cuenta de a qué estaba mirando, también observó al carro huyendo y luego le preguntó  Palna.

“Eso no te concierne. Es algo que no está relacionado contigo.”

Respondió Palna sin mirarle a los ojos, y Rex murmuró “Ya veo” en respuesta.

Esto no quería decir que Rex tuviera resentimientos personales hacia los Demonios. Era sólo odio hacia los monstruos. Simplemente no podía reconocer la existencia de quien los engendraban y que se hacían llamar a sí mismos Demonios.

Su razón era clara y simple. Sus padres habían sido asesinados por Monstruos.

Él odiaba profundamente a los monstruos y no podía perdonar a los Demonios por seguir engendrándolos. Rex pensó que su existencia fue una revelación divina. Una revelación que le permitió nacer con el Rol de un Héroe. Luego continuó desarrollando sus poderes para cumplir con esa revelación. A menudo había pensado en un mundo sin Monstruos. Sin embargo, Kagami había dicho que había también Demonios que tenían la esperanza de reconciliarse con los Humanos y que no querían engendrar más monstruos.

A pesar de que los demonios eran sin duda una existencia que estaba destinada a morir de la misma forma que los Monstruos, sintió que estaba mal matar a los Demonios que querían reconciliarse. Era inevitable, pero eso no cambiaría el hecho de que sería una masacre común.

La aniquilación de los Demonios era absolutamente esencial en orden de exterminar aquellos monstruos odiados. Sin embargo, los hechos de que “Aparte de que los Demonios ya no engendren monstruos, nada cambiará para los seres humanos” y “Incluso hasta la fecha nunca han tratado de atacar y eliminar los humanos” pesaban en los hombros de Rex.

“Eso…no se puede evitar, eh.”

Rex se enfrentó a la realidad que de algún modo había evadido, y su disgusto hacia Kagami aumentó aún más. A pesar de que Kagami no le había dado una revelación, él era fuerte, y esta realidad siempre los enfrentaría el uno contra el otro.

A pesar de que Kagami nunca había dicho que él era excelente en comparación con Rex, que era un Héroe, Rex sentía que Kagami no iba a decirlo nunca.

Más bien, sólo tenía que sentirse inferior para que fuese más fácil ser atacado, ya sea el Ejército Rey Demonio o algo malvado. Los monstruos eran odiosos, sin embargo los Demonios tenían… al Rey Demonio.

“Vamos, Rex. La Princesa-sama está diciendo que deberíamos ir y preparar un medio de transporte, por lo que vamos a volver a la ciudad.“

Krul y Tina ya habían vuelto, así que Palna habló con Rex, que estaba pensando en algo seriamente.

“…No debes preocuparte por ello.”

Palna se dio la vuelta y comenzó a caminar por delante de él, volviendo a la ciudad.

“No hay necesidad de preocuparse.”

Cuando terminó de hablar, Palna continuó cavilando sobre su propósito original.

La aniquilación de los Demonios.

Para Palna, cuya persona amada murió a causa de los Demonios, cosas como Monstruos no marcaban una diferencia para ella.
 


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