domingo, abril 30, 2017

Katahane no Riku - Volumen 2 - Capitulo 72


Capítulo 72: Estupidez


―Bueno, no lo haré difícil para ti. Deberías calmarte.

Mientras manejaba el cristal con su única mano, Riku mostró una sonrisa.

El tono de voz de Riku era muy gentil y su expresión era calmada. Era un cambio hasta tal punto que gente como Vrusto que la había visto en el campo de batalla no la reconocería.

Eso hacía que Riku diera más miedo.

Mei Asuteroid estaba temblando mientras se aferraba a la pared más alejada de la entrada. Riku había perdido uno de sus brazos en batalla hace un tiempo. Si estaba sosteniendo una taza de té, significaba que ella inevitablemente no podría sostener su alabarda, que ahora estaba justo al lado de ella. Si Mei fuese a correr a toda velocidad en este momento, tal vez podría escapar de Riku, que mantenía guardia baja.

Pero, no pudo hacerlo.

―¿Cuál es el problema, Mei Asuteroid? No lo tomes tan en serio.

―S-si.

Aunque Mei respondió eso a Riku, su cuerpo se encogió aún más.

La expresión de Riku, el comportamiento y el tono de voz eran todos como los de una chica suave, pero todo eso fue negado por el aura que se desbordaba de ella. Era la intención asesina que Riku había estado cultivando en los campos de batalla, o tal vez, era su propia personalidad.

Incluso aunque Mei pudiera ver una posibilidad de escapar ahí, entendió que era imposible en realidad. En el instante que da un paso adelante para escapar, o es más, en el instante que parece que va a intentar escapar, Riku definitivamente tomaría su alabarda.

Es por eso que Mei estaba silenciosamente arrodillada. Y mientras estaba realmente asustada de lo que Riku iba a hacerle, o lo que le iba a decir que hiciera…

―Como he dicho, no hay razón para que estés tan asustada. No es como si fuera a cortarte las extremidades una a una, sabes.

―Ah, uh, e-en ese caso, qué… ¿qué se supone que haga-nya?

―…Haa, relájate un poco. Realmente, a diferencia de tu hermano, no tienes entusiasmo.

Riku dejó salir un suspiro.

Incluso si Mei había sido atrapada por la facción enemiga, ¿había alguna razón para estar tan asustada en este punto? Riku sabía que Mei estaba un poco asustada por cómo había quedado expuesta al pedir a Vrusto que espiara a Riku. Pero aún así, estaba demasiado asustada. Era demasiado débil en actitud.

Con Riku poniendo el cristal en la mesa, sonó un ruido sordo. Y entonces, la habitación se sumió en silencio.

―Lo diré una vez más: no estoy planeando matar al Rey Demonio Regente. Es simplemente que los demás demonios están pensando demasiado.

―¿…Es eso cierto-nya?

Mei entrecerró los ojos ligeramente. Eran los ojos de alguien que no creía lo que Riku estaba diciendo. Estaban llenos de sospecha.

―Si, es la verdad. Incluso si mato a la Reina Regente, no resolvería nada.

Poniendo énfasis en “no resolvería nada”, Riku abrió su mano.

Eran los auténticos sentimientos de Riku, ella quería matar a Charlotte. Ella quería cortarla, a esa chica, que hizo que su amado Leivein cayera en estado de coma, quería cortarla en trocitos.

Pero en la fase actual del plan, ella no debería declarar eso públicamente. Riku entendía eso bien.

―Ahora, Mei Asuteroid, tengo una pregunta para ti. ¿Aquel que te está usando es Charlotte? ¿O quizá Keity? ¿O puede ser el demonio llamado Fiore?

―E-eso, no puedo decirlo-nya. ¡Estás más allá de mi autoridad-nya!

Mientras negaba con la cabeza, Mei mostró su oposición a hablar. Con una mirada, se podía ver que estaba completamente asustada, pero parece que entendía que eso no debía ser dicho.

―Ya veo, es una pena.

Mientras elevaba ligeramente los bordes de su boca, Riku agarró la taza una vez más. Calmadamente lo agitaba, mientras miraba su rostro reflejado en la superficie del té dentro de esta, entonces, declaró firmemente.

―En ese caso, dile a tu dueño esto: “hacer tus movimientos sin evidencias es una estupidez”. Al menos vengan de nuevo tras conseguir pruebas.

―Ya veo, y tras ello te retiraste, ¿cierto?

Mientras ocultaba sus labios con su abanico, Fiore habló con desdén.

Junto a sus pies, Mei estaba arrodillada. El corazón de Fiore latía rápido, pensando que escucharía noticias nuevas de Mei, pero lo que le habían dicho era algo que no sería exagerado considerar un insulto para ella.

―Parece que se acabó para ti. Aunque sea un simple humano, que actúe tan confi…

Fiore se mordió la lengua.

Finalmente habían capturado a un humano de la realeza y estaban a un paso de la deseada resurrección del Rey Demonio. Pero, como era de esperar, ya que habían secuestrado a alguien de la realeza, era inevitable que los humanos fueran con todo para recuperar a esa persona. En estos años recientes, el lado de los demonios había tomado ligera ventaja, pero al final, eran débiles contra el poder antidemonios, y no sería raro si su tablero de ajedrez terminará cediendo. A pesar de cómo habían procedido urgentemente con la resurrección del Rey Demonio, una disputa interna dentro del ejército acabó apareciendo.

Fiore no podía imaginar ni en sus sueños que acabaría en esta situación extrema de inestabilidad por “un extranjero que podría asesinar al Rey Demonio Regente Charlotte”.

―¿Has informado de esto a Charlotte-sama?

Con Fiore preguntando eso, mientras se levantaba, Mei asintió dubitativamente.

―Si. Fui a informar sobre lo ocurrido, y tras ello vine aquí

―…Así que por eso tardaste en venir, ¿verdad?

Fiore dejó salir un pequeño suspiro.

Fue antes de ayer que Fiore usó el nombre de Charlotte para ordenar a Mei sacar información del subordinado Riku Barusak. Incluso si sólo había hecho contacto durante la noche, no fue hasta el siguiente día por la noche que volvió a aparecer para dar un informe. Fiore comenzaba a irritarse con la tardanza, pero si era por haber ido a informar a Charlotte no podía hacerse nada.

―… Charlotte-sama no tenía mucho sentido del peligro después de todo. ¿No deberías informarme primero?

―…Lo siento.

―No me importa. Solo ha pasado un día desde la reunión… ahora, como debería cocinar a esa pequeña niña.

Mientras se abanicaba ligeramente con su abanico, Fiore comenzó a pensar.

El mejor método para lidiar con esto sería matar a Riku Barusak. Ahora mismo, el pilar de la facción anti-Charlotte no era otra persona que Riku, quien había conseguido enormes logros recientemente. En otras palabras, si ella muriera, su unidad se rompería. Pero, Fiore no podía pensar en alguien capaz de asesinarla.

―Debería preguntarte de nuevo. A pesar de que Riku Barusak ha perdido un brazo, ¿no pudiste ni siquiera acercarte a ella?

―S-si. Es extremadamente lamentable, pero… no tenía oportunidad de ganar…

Mei debe estar pensando en lo que pasó aquella vez. Con rápidas negaciones, su cuerpo se encogió. Y su rostro se hizo más blanco.

La posición oficial de Mei era “Escuadrón de Mensajería”, pero muchos de sus trabajos eran como el espionaje y el asesinato. Incluso entre ese tipo de personas, Mei era la élite entre las élites; no había nadie mejor para asesinar demonios de alto nivel. Incluso Charlotte y Fiore tenían en alta estima a Mei como asesina. Alguien como Mei había aceptado su derrota ante Riku Barusak, declarando “no podía hacer nada contra ella” solo estando frente a ella.

Fiore podía imaginar que incluso si mandaba otro asesino a Riku Barusak, tendría los mismos resultados.

―Ya veo.

Cerrando su abanico, Fiore comenzó a golpear ligeramente su palma.

A menos que la envenenaran, Riku Barusak no moriría. El lado de Riku Barusak también permanecía vigilante sobre esto. En ese caso, la única posibilidad de matarla sería ejecutarla por “el crimen de revelarse contra el Rey Demonio Regente Charlotte”.

Es bien conocido que Riku Barusak despreciaba a charlotte. Pero no era suficiente para hacer creer que quería matarla. Para conseguirlo, Fiore pensó en usar a Mei para obtener información del subordinado de Riku Barusak, pero…

―Parece que fue todo lo contrario de lo esperado.

―…Lo siento mucho.

―No estoy realmente molesta, sabes.

Sin mirar a Mei, Fiore respondió de forma indiferente.

Incluso aunque los métodos estuvieran limitados, aún había formas de derrotar a Riku. Cuando el momento llegará, Fiore no pensaba que perdería en una discusión contra alguien que se había ganado su lugar peleando en batallas.

Pero aún así, solo quedaba un día antes de la reunión.

Concentrándose, Fiore habló.

―Pero aún pueden pasar cosas inesperadas… no escatimes en vigilancia a Riku Barusak y mantén siempre un ojo sobre ella. Seguiré buscando evidencias.

―¡Ha!

Respondiendo a Fiore llena de vigor, Mei estaba a punto de abrir la puerta de la habitación para salir, pero repentinamente notando algo, se detuvo.

―Ve rápido, Asuteroid. ¿Qué haces malgastando el tiempo…?

―Lo siento por venir a estas horas de la noche, dueño de Mei Asuteroid.

Lo que repentinamente apareció de la oscuridad era un cabello rojo que resaltaba incluso en la oscuridad.

Con la tenue iluminación, una chica a la que le faltaba un brazo mostró una sonrisa a Fiore.

Había transcurrido un día desde que cierta chica había venido a hablar con Fiore.

Ahora, volviendo a la escena de la reunión que quedó envuelta en un remolino de caos.

―Me… gustaría proponer la dimisión del Rey Demonio Provisional Charlotte.

En el momento que Riku dijo aquello, la sala de reuniones se volvió un desastre.

Si pudiera compararse con algo, el tumulto era como un nido de abejas. Los demonios que no sabían sobre tal explosiva declaración… No, incluso aquellos que lo sabían, muchos no podían ocultar su agitación y estaban llenos de confusión.

Mientras Riku se mantenía silenciosa escuchando el alboroto, los ojos de Charlotte se abrían y quedaban petrificados.

Riku había estado preparándose para esto durante esos ocho días. Ahora, era momento de poner sobre la mesa todas las cartas que había estado reuniendo.

―Riku Barusak… en qué estás pensando.

―Es justo lo que he dicho, Reina Regente. No, demonio Charlotte.

Con la nueva retirando los honoríficos a alguien tan importante, el jaleo aumentó de volumen.

Pero, no había dudas en los ojos de Riku. Enderezando su espalda, una vez más… para hacer que Charlotte y los otros demonios comprendieran una vez más de lo que estaba hablando, ella dijo algo aún más atrevido.

―Pondré fin a su regencia aquí y ahora.




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