Capítulo 48: El mar azul y la blanca luz
Rook Barusak se sorprendió por como el mar era más azul de lo que jamás hubiera imaginado.
Mirando desde la pequeña colina donde estaba, era posible echar un vistazo a la impenetrable ciudad, Fert. Al otro lado del muro de hierro, ningún humano podría acercarse, había muchas casas que tenían techos de naranja y paredes de barro blanco. Y más allá, era posible ver la orilla del mar. Era blanco, cubierto de nieve acumulada, y justo delante, estaba el mar azul.
El reino Shiidoru tenía acceso al mar del norte. Sin embargo, ese oscuro mar frente a sus ojos era extrañamente muy transparente. Si se compararán, el mar del Norte sería como los mares de Shounan e Izu. En contraste con eso, el mar frente a sus ojos era como aquellos brillantes de Okinawa o Hawaii, donde no había tenido la oportunidad de ir antes de morir. Con Rook mirando al mar lleno de fascinación, Raku, que estaba de pie junto a él, aclaró su garganta.
—Ah, lo siento… Raku-ane.
—Aunque no estés en la batalla ahora, estás demasiado distraído.
—…Lo sé.
En el momento en que oyó la palabra “batalla”, sus pensamientos sobre el mar se desvanecieron.
Su armadura se sentía rara. Si fuera capaz de ganar esta batalla, sería capaz de restaurar su honor. Era una batalla que no existía en el juego, pero no podía evitarse, de alguna manera debía ganar. Si no lo hacía, acabaría muerto. Por supuesto, estaba la posibilidad de que pudiera presionar el botón de “continuar” como en el juego, pero sabía bien que no habría algo así. Si existiera, lo habría usado en los momentos en que Selestinna, Rebecca, Kurumi y Marii habían muerto.
—… Pero, ¿podemos realmente ganar?
Rook estaba ansioso por esta batalla que no existía en el juego.
Estaban haciendo una estrategia sobre la que había hablado con Raku. Aunque, en realidad, diría que tenía confianza en sí mismo, pero aun así, la ansiedad de perder lo atravesaba constantemente.
Por supuesto, tenía la intención de darlo todo para no perder. Después de la gran derrota de Karkata, Rook había supervisado la formación de sus amigos y subordinados. Por supuesto, él mismo también entrenó. Leyó de nuevo el libro de estrategia, entrenó su espada y asentó los recuerdos de su vida anterior. Sin embargo, sólo eso no era suficiente. Si no investigaba por qué había perdido de algunas maneras “especiales”, terminaría perdiendo una vez más.
El resultado de su reflexión fue que: “era porque las miembros del harén eran débiles”.
Hasta ahora… Todas las batallas perdidas eran las que habría ganado sin duda. Sin embargo, terminó perdiendo.
La batalla de Myuuz, la batalla de Derufoi, la batalla de Karkata; todas ellas eran batallas que se suponía que debía ganar. Ciertamente había organizado perfectamente a sus tropas y avanzado de acuerdo a la guía del juego. Él no hizo absolutamente nada malo. Pero si perdía aún entonces, era obvio que era porque sus aliados eran débiles. Debido a sus intervenciones al usar el conocimiento de su mundo anterior, había muchos personajes que el momento en el que debería haberlos conocido fue antes de lo que se suponía que debía ser. Selestinna y Rebecca fueron los ejemplos más claros. Tal vez, los había conocido demasiado pronto, y así, después de aumentar su intimidad con las chicas y resolver su trauma, había acabado con su motivación para ser más fuertes.
—Sí… no hice nada malo.
Él mismo no hizo nada malo.
Rook murmuró eso para sus adentros.
Pero él sabía la verdad. El problema principal no era que fueran débiles. Sin embargo, no sabía cómo resolver el problema. Tal cosa no aparecía en el juego.
Rook cerró los ojos con fuerza. Y justo después de eso, recordó el infierno que había presenciado ante sus ojos en Karkata. Le hizo empezar a sentir náuseas. Esa era la realidad. Su cuerpo temblaba. Ese escenario era un auténtico campo de batalla; hasta pasando la parte donde Mary y los otros murieron en el campo de batalla, necesitaba superar todas las batallas que debía a enfrentar. Esta vez también, sus amigos definitivamente iban a morir. Rook tenía la intención de analizar cada palabra del libro de estrategia de guerra, usar todo lo que tenía de conocimiento de su vida anterior y hacer que sus aliados entrenaran lo mejor posible. Pero sin duda, gente iba a morir. Aun así, necesitaba ganar esta batalla a toda costa. Era necesario que saliera victorioso.
—Está bien… Yo… Ahora mismo, soy Rook Barusak después de todo.
Rook murmuró, dependiendo de esas palabras. Y entonces, para concentrarse, él , una vez más abrió sus ojos.
—Vamos, Raku-ane. Pronto, será el momento en que nuestra estrategia mostrará resultados… Confío en ti, Raku-ane. Todo depende de la sincronización de Raku-ane.
—Bien. Pero tampoco debes bajar la guardia. Si lo haces, perderás de nuevo.
—¡Lo sé!
Rook echó un vistazo a su hermana mayor, era fiable, pero al mismo tiempo, no lo sabía con certeza. A pesar de ser el campo de batalla, Raku estaba despreocupada. Era como si fumara la pipa en su laboratorio. Pero para Rook, Raku, cuya actitud no había cambiado nada… extrañamente, la envidiaba.
***
Edgar Zerrik, que gobernaba la ciudad de Fert, estaba inusualmente enojado.
Primero, la razón por la que estaba irritado era porque esa niña ascendida… a pesar de ser un sucio humano, fue enviada a cumplir la importante misión de recuperar la corona del Señor Demonio. En el momento en que había escuchado el informe, debido a la ira, había pateado un jarrón muy caro, enviándolo volando. El que estaba más cerca de la isla Sherr, era él mismo, que se encontraba en Fert, Zerrik. Por eso asumió que iba a ser recomendado para esta misión e incluso había hecho los preparativos. A pesar de eso, la chica humana fue la encargada, como si fuera la cosa más obvia. No le gustaba eso.
—¡De verdad! ¡¿Qué está pensando Charlotte-sama?!!
Algo como respaldar a un humano ya era controvertido. Por supuesto, había imaginado que Charlotte tenía sus propias intenciones al hacer eso. Sin embargo, no pudo contener completamente sus sentimientos. Zerrik caminaba entre las paredes del castillo muy irritado. Y fue en ese momento.
—Oye, mira eso. Hay un cerdo caminando por allí.
—No, no es un cerdo. Es un jabalí.
—Está caminando muy… ¿Es entrenamiento para una actuación circense?
Zerrik tenía una segunda razón de su irritación.
Un ejército de espiritistas se estableció en el lugar perfecto, donde las flechas apenas podían alcanzarlos. No, en lugar de un ejército, más bien habría que llamarlo un grupo. Varias personas estaban sentadas con las piernas cruzadas y habían estado bebiendo alcohol desde primera hora. Y luego, sin parar de beber, insultarían a todos los demonios que pudieran.
Incluso si los mirara, no tendrían miedo. Más bien, empezarían a insultarlos con alegría.
—¡Yaah, está mirando, nos mira!
—¡Si tan poco te gusta, entonces no te escondas en tu nido y ven a nosotros!
—No. Quiero esperar en mi nido. Tengo tanto miedo de morir…
Zerrik apretó los dientes.
No debe ceder ante los insultos y salir tras ellos. Estaban claramente tendiendo una trampa. Tal vez tenían un plan donde tomarían una gran parte de su ejército de inmediato si fueran atacados. No debe morder el cebo. De alguna manera, Zerrik mantuvo su autocontrol. Mientras apreciaba cómo los guardias temblaban de ira por él, tenía en mente no prestar atención a la voz de aquellas personas afuera.
—Vamos hombre, no preocuparos. Son meras provocaciones. Dejad que hagan lo que quieran hasta que se cansen de ello.
De alguna manera diciendo eso a los guardias, Zerrik se despidió. Si se quedaba en este lugar más tiempo, no se sentía capaz de contenerse. Sin embargo… Las cosas no irían bien así de fácil. Así como había dado la espalda a los espiritistas fuera de la pared, sus risas de ridículo aumentaron. Debido a las risas, Zerrik se detuvo inconscientemente. En ese momento, tal vez fue cuando se le acabó la suerte.
—Ahahaha, mira a su comandante. Él está volviendo su linda cola y corriendo a su casa.
—Él está rizando su pequeña cola y corriendo con mamá.
—Los humanos son tan aterradores ~. Tengo tanto miedo de perder ~. Ayúdame, mamá… ¿Espera? ¿Es un niño? El gran general de Fert.
—Es un mocoso, un mocoso. Un cobarde, inferior a una niña.
Esas palabras.
En el instante en que había oído esas palabras, sus venas se hincharon.
—¿Quién es un cobarde más inferior que una niña humana?
No había error alguno sobre que aquellos espiritistas estaban diciendo esas palabras por casualidad. Sabía que definitivamente no habría manera de que estuvieran hablando de alguien. Él lo sabía. Zerrik lo sabía. Pero una vez que la sangre se le subió a la cabeza, no pudo retenerse más.
—¡¡Prepárense para la batalla!! ¡¡Vamos allí, inmediatamente a aniquilar esos espiritistas insolentes!!
En un instante, los preparativos para la batalla estaban listos y la puerta se abrió. No había señales de que fueran a montar a caballo. Corrió al campo de batalla con la fuerza de sus propias piernas. Zerrik y sus soldados eran muy parecidos a jabalíes cargando. Mientras todavía reían, los espiritistas que estaban también bebiendo, huían.
—¡No los dejen correr! ¡¡Tras ellos, tras ellos!!
Con humo saliendo de su cabeza, no había manera de detener a Zerrik. Mientras blandía su espada, Zerrik miró la espalda de los espiritistas mientras corrían. Sólo podía ver al enemigo frente a sus ojos. No había nada más en su cabeza que aniquilar a los sucios humanos delante de sus ojos.
Por eso no se dio cuenta.
—Sí, con eso, es el final.
La sonriente Raku encendió el fósforo en su mano.
Y luego, prendió fuego a una cuerda. La paja hizo fuego, en un instante, fuego ardió y se encendió la bomba conectada a ella. Una vez tuvo lugar la explosión, en un abrir y cerrar de ojos, explosiones secundarias tenían lugar por doquier. El lugar donde las bombas estaban instaladas una junto a otra ya había sido abandonado por los espiritistas corrientes, y … Era el lugar donde Zerrik y su ejército se encontraban ahora.
—¿¡Qué!? ¡¡Retirada!!
Zerrik intuyó el peligro.
Sin embargo, superponiendo su sonido, el brillo y la onda de choque de las explosiones se extendieron por el lugar.
En el momento en que la palabra arrepentimiento cruzó su mente, la vista de Edgar Zerrik se había teñido de blanco.
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