Capítulo 9: Diez años después…
Habían pasado diez años.
La ciudad porteña de Perikka, como siempre apestaba a alcohol.
Los comerciantes extranjeros gastaban el dinero que ganaron por hacer cosas horribles y los piratas harían una fiesta utilizando los lujosos tesoros que habían robado.
Y todos estos vulgares hombres irían a sumergirse en los barrios de placer, en busca de su propia satisfacción.
A veces, un comerciante demonio venía a pedir un lugar para vender su mercancía a cambio de dinero, pero la Asociación de Comerciantes de Perikka solo haría oídos sordos a tal solicitud. No había perdón para los demonios, quienes eran inferior a un animal doméstico o peor que la gente pobre.
Mientras que se tuviera dinero, la ciudad era amable y siempre estaba envuelta en un ambiente de alegría.
***
Hoy también había otro adinerado comerciante que había tomado hasta emborracharse. Termino de comer en un restaurante de primera clase, se subió en su trasporte personal y se iría a su casa.
El carruaje era tirado por dos elegantes caballos de buena calidad y tenía un amplio y confortable espacio en su interior.
Después de que el adinerado comerciante, su mayordomo y también su escolta se pusieran de pie, partieron. Feliz, el comerciante mostró una complaciente sonrisa.
—Fufufufu, los nobles son tan estúpidos que ni siquiera saben el precio del mercado. Y pensar que una olla que cuesta cien monedas de plata se vendió por mil. Sí que fueron grandes ganancias.
—Ciertamente es como usted dice, Señor.
Con una leve sonrisa, orgullosamente el mayordomo vertió el vino en la copa de oro de su señor.
La copa hecha de un oro puro, era una producto con una exquisita calidad que había recibido como pago de los piratas con los que tenía conexiones. Si tuviera que venderlo, él recibiría las suficientes monedas de oro como para construir un pequeño castillo. En realidad era una pieza que no sería capaz de obtener solo trabajando como un comerciante.
—Increíble. Fue bueno que mi estúpido hermano mayor rechazara la herencia familiar.
El comerciante sonrió ligeramente.
Su hermano mayor tenia talento para luchar con la espada. Y así, por el bien de cumplir su sueño o algo así, partió hacia la Capital Real. Y desde ese entonces, él no volvió a casa. En lo profundo de su corazón, daba gracias a Dios por tener un hermano completamente estúpido.
Si su hermano hubiera recibido la herencia, sin duda no sería capaz de vivir tan extravagantemente. Él solo deseaba que su hermano mayor metiera la pata y que no le dieran la herencia.
—En verdad, esta noche es una buena noche.
El comerciante movió su copa con vino hacia los lados. El vino temblaba elegantemente de acuerdo a sus movimientos. Era mucho más caro que el vino había bebido en ese restaurante. En la ciudad de Perikka, los comerciantes que podían beber algo así, eran una muy pocos.
Por todo esto, este comerciante tenía una felicidad que no tenía comparación.
Pero…
—¿Hm?
El carro se detuvo en un callejón.
Se suponía que todavía faltaba un tiempo para que llegara a su residencia. Él se preguntaba si es que se trataba de un pirata borracho o de algún estúpido vagabundo que estaba durmiendo en el medio del camino. Por algo como eso, simplemente tenía que evitarse y seguir adelante, con eso sería suficiente. Pero no había señales de que el carro comenzara a moverse otra vez.
—Ve a ver la situación.
A pesar de que el comerciante estaba con un buen estado de ánimo antes, ahora estaba completamente sombrío.
Mientras se tomaba su vino, irritado le dio la orden a su mayordomo.
No había nada que su mayordomo no pudiera hacer. Y en la mínima posibilidad de que algo ocurriera, tenía un soldado veterano que había pasado por varias guerras y ahora era su escolta. Como de costumbre, se arreglaría todo por la fuerza.
En ese momento el escolta se había preparado para ser capaz de sacar su espada en cualquier momento.
Respondiendo a su maestro, el mayordomo le dijo.
—Entendido.
Inclino su cabeza respetuosamente. Se bajó del carruaje y entonces… Su cabeza fue cortada.
—¿Eh?
Debido al repentino y súbito hecho, el comerciante abrió ampliamente su boca. El escolta también se sorprendió pero inmediatamente se preparó.
Sin darse cuenta, el comerciante dejo caer su copa de oro. Si, dejo caer algo que podría comprar un castillo por sí mismo.
La cabeza del mayordomo estaba esparciendo sangre por alrededor y rodaba por el suelo. El comerciante solo pudo mantenerse mirando fijamente la cabeza en estado shock.
—Ara, ¿queda alguien más?
La voz de una chica entro por los oídos del comerciante y en ese instante regreso a sus sentidos.
—Hola, ¡Hi ~i~i!
El comerciante fue hacia la otra puerta del carruaje y al salir casi se cae. No sabía lo que pasaba, pero ahora su mayordomo estaba muerto. Delante de sus ojos, su cabeza fue cortada.
Ahora el comerciante se había calmado por completo ya que una vez que se tropezó fuera del carruaje, perdió el aliento.
El suelo alrededor era un mar de sangre. Los caballos que tiraban del carruaje y el cochero, ahora se estaban hundiendo en este mar. Su cabezas y sus torsos estaba separados.
—¿Q-que es eso? ¿¡¡Qué demonios es eso!!?
—Es lo que es. ¿No es obvio de que son solo cuerpos muertos?
Una vez más, la aguda voz sonó a través del camino.
Como si quisiera proteger al comerciante, el escolta se fue delante de él.
Escondiéndose detrás de su escolta, secretamente trato de confirmar a la dueña de esa voz y entonces sus músculos se congelaron.
Era una joven muchacha que caminaba por este mar de sangre y con cada paso que daba salpicaba un poco. La chica estaba completamente cubierta de rojo. Su pelo rojo parecía que iba a arder en cualquier momento, su armadura roja estaba hecha perfectamente a la medida de su delgado cuerpo y su cara estaba cubierta de sangre. Además, los ojos de la chica eran negros como un pantano sin fondo.
En ese momento, su alabarda brillaba sutilmente mientras estaba cubierta de sangre y el comerciante grito.
—¡¡Ra-rápido mata a esa cosa!!! ¡Si lo haces te pagare el doble!
Como si estuviera de acuerdo con esas palabras, el escolta saco su espada.
Pero el comerciante no se dio cuenta de que su experto escolta tenia tanto miedo que su frente estaba bañada en sudor. Tampoco se había dado cuenta de que la espada que siempre sostenía con una sola mano, ahora lo estaba haciendo con las dos.
Y debido a que no se dio cuenta de tal cosa, al igual que como de costumbre, o mejor dicho, más de la costumbre, alzo la voz para dar su orden.
—¿¡Se supone que eres un veterano de 100 batallas, no!? ¡¡Mata a esa cosa que se parece a una niña ahora!! ¡¡Corta su cabeza y desgárrala en pedazos!!
El escolta con fuerza dio un paso hacia el suelo y corrió hacia adelante.
Apuntando a la niña que tenía solo la mitad de su estatura, balanceo hacia abajo la espada de la que tanto estaba orgulloso y entonces fácilmente cortaría a la mitad a esa frágil chica.
… Pero lo que esperaba que pasara, no lo hizo.
Usando el enganche de su alabarda, la chica tomo la espada de sus manos. En contraste con la cara sorprendida y llena de sudor del escolta, ella estaba tan tranquila como podía.
Aun cuando el escolta había puesto todo su peso en ese golpe, la alabarda quedo imperturbable, ni siquiera hacia ni el más mínimo temblor.
Y con una mirada aburrida, ella suspiro.
—Termino.
La chica había declarado su ejecución.
La gran alabarda con una sola mano era fácilmente maniobrada. El escolta ni siquiera tuvo tiempo de huir.
Tropezando por la fuerza de tener su espada tomada, el escolta ahora era una existencia sin valor y como cortando una fruta, la alabarda lo corto perfectamente a la mitad.
—Ta-tal cosa… Imposible…
Al ver a su escolta hundiéndose cada vez más en el sangriento mar, el comerciante dio un paso atrás.
El escolta se suponía que tenían casi el doble de fuerza física, más que cualquier otro escolta. Si se trataba de la edad, él debería haber tenido el doble de años que ella. Este soldado que tenían un amplio registro militar, tal soldado… Murió tan fácilmente.
El comerciante miro a su alrededor, pero en ese lugar, no había nadie.
No, incluso si hubiera habido alguien, esa persona no tendría el suficiente poder como para oponerse a esta chica.
La única manera de que sucediera un milagro, era que de alguna manera, el saliera de ese callejón a la calle principal que estaba adelante y pidiera ayuda. Pero mientras pensaba eso, la chica se iba acercando al comerciante.
No importa cómo, no había ninguna abertura por donde pudiera huir. La ligera rotación de su alabarda se acercaba lentamente al comerciante.
—El siguiente eres tu… ¿Hm?. Tu cara… Tengo la sensación de que la he visto antes. ¿Dónde fue?
Mientras él estaba perturbado por esta chica, ella elevo su cabeza para mirar hacia el cielo.
Un milagro había bajado desde el cielo para el comerciante. En el momento en que la chica le quito los ojos de encima, él empezó a correr.
Esa chica estaba demente. Ella estaba definitivamente loca, o era lo que el comerciante pensaba. Él necesitaba alejarse rápidamente de ese lugar. Y después pedir ayuda.
Además, el arma de esa chica era una alabarda. Lucia como una pesada hoja en forma de hacha y estaba pegada a una lanza. Para una chica tan delgada como ella, sin duda era imposible agitar eso a su alrededor. Solo elevarla necesitaría un tiempo. Incluso si ella lo siguiera, él debería ser capaz de escapar. Y lo mejor era que en esta ciudad, para una chica como ella había una montaña de audaces piratas para hacerle frente.
—Bueno, no importa.
Parece que no reconoció al comerciante. Cortando a través del viento, ella giro su alabarda. La cabeza del comerciante voló y cayó en el mar de sangre. Bueno, y como si fuera obvio, el número de muertes había aumentado en uno.
La chica agarro del pelo la cabeza del comerciante.
—Por ahora, vamos a llevarlo a casa. Es sólo para asegurarme, después de todo.
La chica cubierta de sangre se fue felizmente sonriendo.
Llevando la cabeza de ese tipo ella orgullosamente dejo el callejón.
Llegando a la calle principal, a pesar de que estaba cubierta de sangre, nadie le prestó atención. Nadie comenzó a gritar más o menos.
La calle estaba tan hermosa hace una cuantas horas y ahora estaba hundiéndose en un mar de sangre.
No había ningún humano gritando en ningún lugar, porque los demonios que la niña había traído con ella, ahora estaban apuñalando a cualquier ser humano que mostrara hasta el más leve signo de respiración.
Entre estos demonios, uno miro a la chica.
Mientras sostenía al humano que había atravesado con su lanza, él groseramente le hablo.
—¡Hey, mocosa!. No solo te quedes parada, termina tú misión ahora.
—Lo sé suboficial Vrusto. Por cierto, ¿este tipo estaba en la lista?
La chica le mostró la cabeza.
Después de darle un vistazo a la cabeza, lo arrojo lejos. De un chapuzón, la cabeza aterrizo en un estanque de sangre.
—Ah, ese tipo estaba en la lista. Era la persona que tenía el puesto más bajo en la Asociación de Comerciantes y también era una pariente de sangre de uno de los generales de la capital.
—Ya veo… Gracias. Ya que estaba en la lista, entonces necesito cuidar bien de él.
La chica saco la cabeza del estanque y lo puso en un saco lleno de cabezas.
En su interior había un centenar de cabezas de la batalla con un pirata veterano y también estaba la cabeza de un noble de una poderosa familia, quien había cometido malvados actos y había superado los limites.
Todas las cabezas tenían los ojos muy abiertos por el miedo. Mirando el interior del saco, Vrusto silbó.
—Tan temible, ¿no son de la misma raza que Ojou-chan*?
(*Ojou-chan: Princesita en este caso. Ojou: Princesa/Chan: de cariño)
—¿La misma raza?
La chica inclinó la cabeza hacia un lado.
—Siento como si se lo hubiese dicho muchas veces, pero… Si bien somos de la misma especie, somos enemigos. El capitán Leivein lo dijo antes. La Asociación de Comerciantes se negó a nuestras negociaciones y mato a 15 de nuestros mensajeros. Les dimos un ultimátum, diciéndoles lo que sucedería si se negaban, pero lo ignoraron. Por eso tenemos que destruir la ciudad y eliminar cualquier oposición.
—Eres tan aterradora, pero hiciste que todo esto se haga realidad, Ojou-chan. Bueno, supongo que es culpa de la asociación de comerciantes de Perikka por ignorar esa última advertencia. Aunque si aceptaban, no terminaríamos apestando a sangre… Por cierto, usa los honoríficos. De alguna manera soy el instructor de Ojou-chan, ¿verdad?
—En este momento estamos bien, por lo que no importa. Además, en el ranking estoy más arriba que tú, ¿sabes?
—Sí, sí, me aseguraré de cuidar mi… Ah, se suponía que esta charla había terminado. No bajes la guardia y termines muriendo súbitamente Riku.
Vrusto palmeó suavemente el hombro de ella.
Y ahora, una vez más, él preparo su lanza y corrió hacia un lugar donde los humanos parecían estar escondiéndose.
En la calle bañada en sangre, solo Riku se quedó.
Mientras fijaba la posición de su alabarda apoyándola en su hombro, cerró los ojos.
—A pesar de que solía ser de una familia espiritista, pensar que estaría al mando de las tropas de los demonios…
Empezó a escuchar con atención los sonidos de su alrededor y no escuchó ninguna voz humana.
El único sonido que había oído, era el sonido de los demonios destruyendo la ciudad.
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