sábado, abril 29, 2017

Katahane no Riku - Volumen 1 - Capitulo 11


Capítulo 11: Entregar el Regalo


Pasando a través de la nocturna brisa, había un grupo que montaban a caballo.

El carruaje negro y los que iban a caballo, tenían un abrigo negro que se camuflaba con la oscuridad de la noche.

Si no fuera por el sonido de las pezuñas de los caballos al golpear el suelo, entonces a excepción de los animales que estaban acostumbrados a esta oscuridad, darse cuenta de ellos habría sido extremadamente difícil.

Quien dirigía a esos 50 miembros que estaban a caballo, era la primer teniente Riku Barusak. Escondida debajo de su capucha, incluso así, su pelo rojo destacaba bajo la luz de la noche.

Estaba concentrada mirando hacia adelante y dirigió su mirada a una piedra tirada al borde del camino, la cual tenía unas letras grabadas en su superficie. Dándole un vistazo, siguió el camino hacia adelante.

Y luego, el jinete a su lado levanto la voz.

—Pronto vamos a entrar en contacto con el objetivo, ¿Estas lista?

—Sí, no hay problemas.

—¿Es así?. Bien.

La comisura de sus labios se elevaron.

Respirar el frío aire que iba en contra de su cara, hizo que sus llamas internas se refrescaran un poco. Aun así, no podían apagarse solo con eso. Con sus brillantes ojos y una mirada que era como el fuego, ella hablo.

—Para todos los soldados. A partir de ahora, la misión se iniciará. Con la determinación de mantenerse al día, incluso si su vida está en riesgo, ejecuten las órdenes del Teniente General Leivein.

—… No, Ojou-chan. El realidad, fueron las órdenes del Teniente General Gortoberuk.

El jinete a su lado… El suboficial Vrusto, lo dijo mientras daba un suspiro. Los ojos de Vrusto parecía estar muertos. Su habitual cara de combate no estaba por ningún lado. Solo mostrando una expresión como si nada le importara, su caballo siguió moviéndose adelante y él siguió hablando.

—Además, no es un trabajo en el que tengan que arriesgar sus vidas. Solo tenemos que enviar el regalo del Teniente General a su nieto.

—…Transportamos mercancías importantes…

—Sí, si… Ahh, ¿por qué tengo que ser transferido así…?.Bueno, ya tienes 17 años, así que ya no necesito ser tu niñera nunca más.

Riku no le respondió nada.

Ella pensó que era un poco grosero decir que estaba haciendo de niñera, pero no tenía ganas de responder a su provocación.

Ella completaría su tarea perfectamente. Ese era el único pensamiento que tenía en su cabeza. Con el fin de proteger el lugar al que pertenece y convertirse en alguien más útil para Leivein, incluso si era solo por un poco, ella lo haría.

Si fuera por su bien, incluso si era una tarea que no podía ni ser considerada como un trabajo adecuado para un primer teniente, lo iba a hacer.

Ella enviaría el paquete ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, tomando en cuenta el tiempo en el que el Teniente General Gortoberuk ordenó enviarlo, lo entregaría en el momento correcto.

Por supuesto que durante el trayecto, el regalo no debe sufrir ningún daño. Enviaría el regalo en un estado perfecto y esa también era una de las responsabilidades de Riku.

—Como estaba diciendo… Estas poniendo todo tu entusiasmo en el lugar equivocado. Deberías estar más enojada por este irrazonable trabajo. Santo cielo, ¿Qué está pensando el capitán Leivein?. De cualquier persona que podía haber elegido… Que nosotros seamos trasladados al ejercito del Teniente General Gortoberuk…

Escucho los murmullos de Vrusto pero ella siguió su camino hacia adelante.

Poco a poco la luz de una fogata comenzó a mostrarse a través del espacio que había entre los árboles. No tardarían en salir del bosque y después de eso, cerca debería estar el pueblo de Gortoberuk.

Este trabajo, fue dado desde el castillo Myuuz, donde estaba Gortoberuk y después había que pasar a través de las montañas y mantener rápidamente el ritmo hasta la noche.

Estaba a punto de terminar.

—Me pregunto si está aquí.

Al salir del sombrío bosque, había un castillo que era tan blanco que parecía estar hecho de tiza.

Los demonios debido a sus circunstancias se vieron obligados a vivir ocultos. Y para tales demonios, se había dicho que la casa de Gortoberuk era una de las que más brillaban.

Si la casa de Gortoberuk no fuera la casa de un demonio y fuera la de un ministro que servía al Rey, entonces, comparándola con los edificios del barrio de nobles, estas eran varias veces más elegantes que su casa.

Tirando de las riendas del caballo, Riku avanzó lentamente hacia la magnífica puerta.

—Desde el ejercito del Señor Demonio, bajo las órdenes del teniente general Gortoberuk, la primer teniente Riku Barusak se presenta. Por las órdenes del teniente general, vine a entregar el regalo a su nieto.

Mientras le hablaba al portero, el asintió.

—La entrega fue justo a tiempo. Buen trabajo, nos ocuparemos del presente. ¿No hubo ningún daño?

—No hubo ningún problema… Aquí está.

Riku hizo una ligera señal con su mano.

Después de eso, todos los solados a la vez, comenzaron el operativo para bajar el presente. Había una razón para que en este trabajo se necesitaran 50 jinetes para entregar el regalo.

Era simple.

En primer lugar, la cantidad de regalos para su único nieto eran más de 30. Y más aún, cada uno de ellos, eran frágiles piezas que tenían un vidrio fácil de romper. Incluso con el mas mínimo impacto terminarían rompiéndose. Por lo tanto, cada soldado debía llevar un presente en sus manos y el resto montaría sus caballos para proteger los regalos.

Vrusto todavía consideraba que esto era un desperdicio de tiempo para los capaces soldados. Pero como estas órdenes venían de Gortoberuk, no había nada que pudiera hacer al respecto.

Sin decir ninguna queja, Riku había seguido la orden al pie de la letra. Miro como los regalos estaban siendo cuidadosamente comprobados y cuando estaba a punto de dar un suspiro de alivio, justo en ese momento…

—¿Eh?

De repente, Riku sintió un escalofrío en su espalda.

Aunque todavía montada en su caballo, miró atrás. Pero todo lo que pudo ver fue la oscuridad del bosque. El viento que soplaba parecía como si estuviera rugiendo. Con eso, ella frunció el ceño y a pesar de que seguía mirando el bosque, no pasó nada.

Ella pensó que había algo malo con este lugar. Después de terminar de descargar los regalos, Vrusto estuvo cerca de ella, enfermo y cansado del trabajo.

—¿Cuál es el problema, Primer Teniente Riku?

—No… Me pareció tener un mal presentimiento sobre algo.

—Estúpida, sólo estás pensando demasiado… ¿Hm?

La nariz de Vrusto comenzó a moverse.

Justo en ese momento, la cara de Vrusto regreso a su cara habitual y llena de ambición. La cara que tenía antes, como si estuviera a punto de morir, parece una mentira. Con los ojos brillantes de ferocidad, miraba a la oscuridad del bosque.

—… Estoy oliendo sangre.

—¿Sangre?

—Sí, desde atrás. Está cada vez más cerca.

Riku recuperó el control sobre las riendas y dio la vuelta al caballo. Se acercó lentamente en dirección al bosque. Como Riku se acercó, sus subordinados se separaron, como para abrirle un camino a ella. A medida que el caballo lentamente avanzaba, Riku agarro la alabarda que estaba sobre su espalda. Tenía una aguda mirada en sus ojos.

—Primer teniente Barusak, ¿hay algún problema?

El portero pensó que las acciones de Riku eran sospechosas y se acercó. Estaba manteniendo su mano sobre la espada en su cintura.

Riku ni siquiera lo miro. Ella se limitó a concentrarse en la oscuridad del bosque. Como Riku no contesto, se le acabo la paciencia y cuando estaba a punto de levantar la voz, sucedió.

Los arboles temblaron y luego una figura negra cayó al suelo.

Cuando la figura estaba a punto de tocar el suelo, justo en ese instante, Riku movió su alabarda. Y entonces, apuntó a la negra figura.

—¿Quién es? Dependiendo de la respuesta, te mataré.

Siendo señalado por la alabarda, la figura se movió con pánico.

Riku, quien estaba mirando intensamente a la figura, dejó escapar una voz sorprendida. En realidad, era un demonio con orejas de conejo. Todo su cuerpo e incluso sus largas orejas estaban cubiertas de barro y sudor. Su cara y sus brazos estaban cubiertos de heridas y su respiración era inestable. Pero aún con todo eso, Riku no se había sorprendido por eso.

Lo que la sorprendió fue que el demonio con orejas de conejo estaba portando una armadura del Ejercito del Señor Demonio. Y más aún, tenía el símbolo del Tercer Ejercito, el cual estaba bajo el mando de Gortoberuk.

Estaba claro que algo le había sucedido a las Fuerzas Principales.

—D-d-desde el te-tercer ejército, de la unidad de mensajeros, soy el Sargento Mayor Roppu Nezaarand. Tengo un urgente informe que reportarle a la Primer Teniente Riku Barusak.

Roppu estaba hablando con una voz que estaba cerca de gritar.

Debido a la inusual situación, todo el mundo que estaba alrededor se quedó en silencio. Sin duda, no podían ser buenas noticias. Riku miro la cara de Roppu cubierta de sudor.

—¿Qué pasa?

Fueron las únicas palabras que salieron de su boca.

Roppu apresuradamente comenzó a decir el mensaje.

—La Fortaleza Rein está sufriendo un gran asalto de las fuerzas espiritistas. A pesar de que el Teniente General Gortoberuk participó en la lucha, fue una gran derrota. Las fuerzas del Teniente General se retiraron con éxito al castillo Myuuz, pero en este estado, pronto terminaremos siendo empujados a la pared.

Todo el mundo se quedó en silencio.

Nadie hizo un solo sonido incluyendo al portero que estaba cerca, todos habían cambiado el color de su cara. La mayoría tenían la cara pálida, como si les hubiesen sacado la sangre de su rostro. Mantuvieron cerradas sus bocas sin poder decir nada. Era como si estuvieran esperando que Roppu dijera que todo era solo una broma.

Nadie abrió la boca. Con el tiempo, el silencio se hacía cada vez más insoportable.

Como para romper el silencio, alguien levantó la voz.

—Hey, eso es una mentira, ¿verdad? Porque, el castillo Myuuz deber tener unos veinte mil soldados, ¿verdad?. Hey, tú también di algo.

—S-sí, es verdad. ¡Veinte mil soldados!. No hay manera de que alguien acorrale a esa cantidad de soldados en una noche…

—Jajaja, era una mentira entonces. ¡Es obvio que es una mentira! ¡Alguien diga que esto es una mentira!

Pero nadie podía decir con certeza que era una mentira.

Aunque quisieran creer que era una mentira, no había manera de que lo pudieran creer. Solo con mirar a Roppu quien estaba lleno de heridas, se podía ver que era obvio que todo era verdad.

Ellos no conocían las estrategias que usaron contra los espiritistas, pero para que el Teniente General Gortoberuk sea arrinconado de esa manera, se podría decir que la aniquilación del tercer ejército estaba asegurado.

Con mucho mas razón, ahora que entendía la situación, la alabarda que estaba a su lado, ahora estaba en el cuello de Roppu, permaneciendo inmóvil.

Roppu comenzó a temblar un poco.

—¿T-teniente?

—Roppu Nezaarand, ¿verdad? ¿Puedo preguntarte una cosa?

Riku miro los redondos y lloroso ojos de Roppu.

No se veía como si estuviera mintiendo. Probablemente la Fortaleza Rein había caído y el Teniente General Gortoberuk había sido puesto en una situación difícil. Pero aun así… Precisamente debido a eso Riku necesitaba confirmar algo.

—¿Has visto las banderas de los espiritistas que atacaron?

—¿Las banderas?. Debería haber sido… Una con un unicornio y otra con un grifo.

—¿Una bandera con un grifo?

Al enterarse de eso, inconscientemente puso su mano en su boca. Muchos viejos recuerdos estaban surgiendo.

El emblema de unicornio pertenecía a la Familia Bistolru. Por generaciones habían sido una familia de espiritistas cuyo Jefe siempre fue una mujer y su actual jefe era una niña que debería tener la misma edad que Rook.

Pero el problema no estaba allí.

—Sí, ¡una bandera de grifo! ¿¡¡Un emblema de grifo, no!!?

Riku comenzó a presionar su mano cerca de su boca con más fuerza.

Si ella no hiciera esa, no sería capaz de contenerse y mostraría su retorcida sonrisa. Si se calmara un poco, estaría bailando de la felicidad. Era tan feliz que no lo podía soportar.

Una familia espiritista, cuyo emblema tenía un grifo solo podía ser una.

—Si hay espiritistas de la Familia Barusak, entonces, realmente necesito ir a enfrentarlos.

Si se tratara de cualquier otra familia espiritista, ella simplemente dejaría a alguien como Gortoberuk a su suerte y volvería con Leivein.

En primer lugar, ir hacia un ejército que está a punto de ser acorralado, era difícil. En esta situación, incluso si ella tuviera que volver al Batallón del Dragón Demonio, nadie diría algo en su contra.

Pero si estaban involucrados los espiritistas de la Familia Barusak, entonces, esa era otra cosa. Si se trataba de su hermano menor o de su padre o de su hermana mayor, ella necesitaba demostrar que podía aplastarlos, asesinarlos, descuartizarlos… Y mucho más.

Las personas que no la habían aceptado, ahora estaban delante de sus ojos. ¿Incluso había una razón para no ir?. No, no lo había. De hecho, no matarlos era irrazonable.

Sus brazos, sus piernas y su corazón estaban siendo envueltos por una indomable intención. Tenía el deseo de romper, torcer, aplastar, destruir todo, hasta que ni siquiera una cosa fuera dejada intacta.

Desde el interior de su cuerpo, una ardiente felicidad que no había sentido desde hace mucho tiempo, estaba pasando a través de su cuerpo, era como si una ola ardiente de ira la estuviera consumiendo.

—Primer teniente Barusak. Podría ser que usted… ¿Le entregaba información secreta a ellos?

El portero que ahora había sacado su espada, le pregunto con un tono serio.

Al ver a este estúpido portero, con su cara tan seria, ella no pudo evitar sonreír más.

—¿Filtrar información? ¿Yo, haciendo eso?. ¡Pffjajajajajajajajaja!

Con un volumen alto de voz, se hacho a reír.

No vacilo por el hecho de que habían muchos demonios, ella solo reía. En ese momento, el portero se estaba alejando de ella, pero Riku ni siquiera le presto ninguna atención.

Después de reírse un rato, ella regresó a su cara seria. Y entonces, apuntó su alabarda al inútil portero que estaba sospechando una traición.

—No hay manera de que hiciera algo así. ¿Te estas burlando del Batallón del Dragón Demonio de Leivein?. Bueno, ya que no me vas a creer de todos modos, ¿qué pasa si voy a tomar algunas de las cabezas de sus generales?. Ya sea una, dos o tres.

Todavía ella miraba seriamente al portero.

Mientras el portero miraba la alabarda que estaba justo al frente de su nariz, débilmente cayo sentado en el suelo. Ignorando por completo al portero que había perdido su atrevimiento, ella movió su alabarda a un lado.

Alejándose del portero, ella miraba a los 50 demonios que había traído con ella. Ellos ya se imaginaban lo que iba a suceder, la mayoría tenía sus caras hundiéndose en la desesperación.

Con un tono de voz, no diferente a lo habitual, ella les pregunto.

—¿Cuál fue el trabajo que se nos encargó?

—Fue… Entregar el regalo e ir de regreso al castillo Myuuz.

Entre los soldados, una persona tímidamente respondió.

Y a su respuesta, Riku asintió. Poniendo su alabarda en su hombro, intercambió una mirada con los ansiosos soldados.

Como siempre, su rostro era inexpresivo, pero sus ojos brillaban de éxtasis. Magníficamente Riku declaro.

—Hasta que volvamos al castillo, nuestro trabajo no está terminado. Incluso si hay algo que nos obstaculicé el camino… No se preocupen, tengo un plan.




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