domingo, abril 30, 2017

Katahane no Riku - Volumen 2 - Capitulo 45


Capítulo 45: ¿Debemos contraatacar?¿Debemos rendirnos?


Desde su oficina, Theodour estaba revisando la situación con su anteojo.

En caso de que el pequeño bote al que los enviados subieron no regresará, habría necesitado movilizar inmediatamente la flota. Pero parece que no había nada de qué preocuparse. El pequeño bote regresaba con seguridad a la isla de Sherr junto con los cuatro buques mercantes. Mirándolo con su anteojo, pudo confirmar que en el pequeño bote que guiaba los buques mercantes, los dos de sus soldados lo embarcaban. No podía ver bien sus caras, pero llevaban el uniforme de la isla Sherr. En otras palabras, los cuatro buques mercantes no eran hostiles. Theodour soltó un suspiro de alivio.

―… Así que al final, era la verdad.

Sintiéndose avergonzado por sospechar demasiado, comenzó a pensar en lo que debía hacer después de que llegaran. No había manera de que pudiera enviarlos fuera inmediatamente después de dejarlos quedarse. Tenía muchas cosas que hablar con ellos, como cuánto tiempo planean quedarse, cuánta comida necesitan y si tienen algo más en que necesitan ayuda.

―Realmente, ahora tengo que ir a hablar con ellos… Haa…

Theodour decidió que por ahora, debería empezar cambiandose de ropa.

Mientras se mantenía de espaldas a la ventana, se dirigió al vestuario. Ya que iba a hablar con ellos, necesitaba vestirse como el líder del templo, sobre todo porque con los que estará tratando son comerciantes, que llevarían mercancías en sus barcos. Era porque eran mercaderes que huían de los demonios, que no podía dejar que lo menospreciaran. Por muy bien que manejara la conversación, si había algún desorden en su ropa, era posible que el comerciante lo despreciara. Había una posibilidad de que consiguiera una relación duradera en el futuro. Dado que en esta situación, eran comerciantes que huían después de ser atacados por demonios, había posibilidades de que tuviera éxito al negociar. Mirando desde ese punto de vista, no había manera de que pudiera dejarse despreciar en sus primeras impresiones.

Sin embargo… Si hubiera seguido observando los barcos un poco más, tal vez, los siguientes acontecimientos podrían haber sido diferentes.

Pero pensar en lo que hubiera pasado no tiene sentido después de todo. Cuando Theodour se dio cuenta de toda la conmoción, ya era demasiado tarde. Justo en el momento en que estaba mirando el espejo ajustando el cuello de su uniforme y poniendo su cabello en orden, un subordinado suyo se precipitó dentro de la habitación con una fuerza como si hubiera tirado la puerta abajo. Theodour soltó un suspiro cansado.

―¿Qué pasa? Mi cabello se ensució. Aunque pronto tendré una reunión…

―¡No es el momento de decir eso! Nos han engañado. ¡La nave mercante tenía demonios en ella!!

Theodour detuvo la mano que le ataba la corbata.

Al principio, no podía entender el informe dado por su subordinado. Hasta que la última parte del informe, palabra por palabra, penetraba en su mente, había pasado un poco de tiempo. Pero una vez que pudo entender el significado de esas palabras, resopló, negando la posibilidad.

―Qué cosa tan estúpida… ¿No tenían los documentos?

―N-no. En realidad, mataron a los enviados que iban allí e intercambiaron lugares con ellos.

―… No puede ser posible.

Theodour corrió a su despacho.

Mirando por la ventana, vio el puerto con el que ya se había familiarizado teñido de sangre. Desafortunadamente, la mayoría de los muertos en el puerto eran los soldados del templo. Muchos demonios se acercaban al templo mientras alzaban sus espadas o lanzas. Theodour se desmoronó débilmente sobre el suelo.

―Co-co-cómo… Esto es imposible.

Antes de que pudiera enviar su orgullosa flota, los demonios ya habían desembarcado en la isla.

Los soldados que estaban completamente desprevenidos para la batalla parecían estar siendo pisoteados por los demonios. Eso era especialmente cierto para el demonio pelirrojo que los conducía; estaba cortando a los espiritistas más alegremente que cualquiera de ellos. Incluso mirando desde la distancia, era posible verlo cortando a unas diez personas con sólo un giro de su alabarda. Mirando al demonio pelirrojo que estaba actuando demente, un escalofrío lo atravesó y comenzó a temblar. No podía ganar contra ese demonio pelirrojo. Lo sabía no por lógica, sino por instinto.

―Esto… esto… Tal vez sería mejor si nos rendimos.

Antes de que él pudiera notarlo, ese tipo de palabras ya estaban saliendo de su boca.

Más que el honor de los espiritistas, atesoraba más su propia vida. Y por lo tanto, era mejor que se rindiera ahora para que pudiera prolongar su vida aunque sólo sea por una hora, y luego esperar la oportunidad de huir. Sin embargo, el que pensaba eso era sólo Theodour.

―¿¡Qué estás diciendo!? ¿No deberíamos ir a luchar contra ellos?

Parece que el subordinado de Theodour pretendía resistir hasta el amargo final.

Su subordinado mostraba una expresión de sorpresa ante la oposición de Theodour, que ya había renunciado.

―Incluso sin luchar, es obvio. Mira eso. Ese demonio pelirrojo está matando a diez hombres con un solo giro. Si se tratara de una batalla naval, sería otra historia, pero… ¡no hay manera de que podamos ganar contra ese monstruo en tierra!

―¿No hay un gran número de espiritistas en este templo? ¡Ahora es el momento de usarlos!

―Tonterías. ¿Estás diciendo que deberíamos hacer que los prisioneros peleen?

Theodour empezó a temblar violentamente con la declaración de su subordinado. De hecho, hay esperanza para ganar si utilizan a los espiritistas encarcelados aquí. De una forma u otra, eran espiritualistas que habían estado acumulando entrenamiento diariamente. Naturalmente, en lugar de práctica real, la mayoría de los espiritistas estaban desarrollando sus conocimientos sobre las técnicas de prohibición de demonios. Sin embargo, también había espiritistas que tenían mucha experiencia en el combate contra los demonios. Si los usasen bien, tal vez podrían ganar.

Pero aun así, Theodour no pudo decidirse.

―Pe… pero … ¿Está realmente bien usar a los prisioneros?

―Si no los usas ahora, ¿cuándo los vas a usar?

―U-um…umu.

Ya no quedaba más tiempo. Los salvajes demonios venían hacia el templo en ese momento. Torció su expresión y dio la orden cansadamente.

―… Entonces, vaya a seleccionar a la gente que desea de los prisioneros. Y también, debes tomar el papel de guiarlos en la lucha.

―¡¡Ha!!

Con la respuesta corta de su subordinado, salió de la habitación como el viento.

En la oficina, sólo Theodour se quedó. Por sí mismo, pensaba. Tenía absoluta confianza en su subordinado, pero no creía que fuera tan fácil. Había mucha gente con grandes poderes de prohibición de demonios entre los prisioneros, pero estaban desentrenados por mucho tiempo. Usarlos para chocar con los demonios elegidos por las élites que ahora estaban luchando allí abajo, él no podía imaginar que fuera posible para ellos ni ligeramente poder ganar la batalla.

―Mumumu… ¿Qué se supone que tengo que hacer…?

Quería creer que su subordinado ganaría, pero también tenía que considerar que podía perder.

Si fueran a ser derrotados, incluso si él fuera a implorar a los demonios, su impresión de él sólo empeoraría. Si así fuera, el cuello del general de su enemigo, que era él mismo, estaría en peligro. Por cualquier medio, necesitaba pensar en una forma de salvar su propia vida.

―¿… Debería darles el tesoro que había sido transmitido por generaciones en este templo… No, no, no puedo imaginarlos como gente que se retraería* simplemente dando algo así como un tesoro. ¿Quizás servirles con comida, hacer que se emborrachen…? No, los demonios estarían atentos a la comida. Sería un problema si esto les hiciera pensar que hay veneno en la comida. Umumu… Entonces, como era de esperar, ¿debemos entretenerlos con música o bailes? Hm ¿Música?

En este momento, en la mente de Theodour, brilló una gran idea. Inconscientemente, sonrió.

―Eso es correcto, estaba eso. De acuerdo, vamos con ello.

Theodour sonreía alegremente. Definitivamente no se fiarían de la comida estando en un campo de batalla. También había la posibilidad de que fueran cautelosos de los movimientos durante las danzas. Pero si se trataba de una actuación musical, no estarían tan vigilantes, pensando que estaba tramando algo. En vez de confiar en esa incierta batalla, ahora estaba confinado en la realización de un plan en el que el enemigo nunca pensaría.

Theodour arregló los preparativos para llamar a una persona.

¿Cuántas personas había matado? Mientras giraba su alabarda, de repente pensó en eso.

Desde que Riku había desembarcado con éxito en la isla de Sherr, ella había estado blandiendo su alabarda todo el tiempo. Sin embargo, todas las personas que venían a detenerla eran todas tan débiles que era deprimente. En comparación con los espiritistas de las peleas de Myuuz y Karkata, eran tan débiles que Riku se aburría de ellos. Mientras corría en dirección al templo, aburrida, Riku usaba su alabarda para cortar los espiritistas. En menos de un segundo, había abierto los vientres de unos diez espiritistas, haciendo que sus órganos vitales volaran hacia el suelo. Pero en particular no le importaba eso. Mientras evitaba la suciedad que salía de ellos, ella siguió adelante.

―¡Ojou-chan, no hagas como si todo esto fuera aburrido!

Reprendiendo a Riku, que estaba actuando así, Vrusto gritó desde atrás. Sin embargo, el entusiasmo en su rostro tampoco era mucho. Parece que él también estaba aburrido de cómo sólo pequeños aperitivos venían. Parecía como si estuviera blandiendo su espada sin emociones en particular. Riku resopló.

―¿Aunque el teniente Vrusto también se aburre?

―Eso es porque he sido obligado a estar en el interior de la nave todo el tiempo debido a mi cara. Y entonces, cuando finalmente pensé que podía ir a pelear, sólo había debiluchos.

No importaba cómo se mirara o desde qué ángulo, la cara de Vrusto era la cara peluda de un lobo. Incluso si se cubría la cara con vendajes o un sombrero para que no se destacara, era absolutamente imposible verlo como un ser humano. No importaban los grandes esfuerzos que se pusieran, era imposible. Por eso, era mejor para él permanecer escondido en una de las habitaciones de la nave hasta que desembarcó en la isla. Y así, desde que se habían marchado de Fert, había estado encerrado en una habitación.

―Pero, sólo porque dijera eso, no significa que esté bien poner esta cara aburrida. Si bajas la guardia, tendrás problemas, ¿de acuerdo…? Mira, justo cuando mientras estábamos hablando, llegaron refuerzos del enemigo. Ojou-chan, mira hacia adelante.

Sin necesidad de que Vrusto dijera nada al respecto, el frente empezaba a ser ruidoso. Desde la dirección del templo, muchos espiritistas avanzaban hacia ellos mientras alzaban sus voces. Era como si una gran ola se acercará. Sus números no eran tan grandes, pero porque cada uno de ellos rebosaba de deseo, podían verse de manera significativa. Con sus ojos brillando en llamas, no podía pensarse que retrocederían en absoluto. Los espiritistas emitían una fuerte sensación de que lucharían hasta el final o hasta que ganaran.

―Oh, por fin apareció la gente que parece tener espíritu.

Riku se lamió los labios.

Era como si… Como si estuviera a punto de ir a probar su calidad.




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