sábado, marzo 18, 2017

I Shall Seal the Heavens - Volumen 1 - Capitulo 16

ISSTH.

Volumen 1: Patriarca Confianza.

Capítulo 16: Ven aquí!



Las caras de los Cultivadores de los alrededores se volvieron pálidas. El Ataque de Meng Hao fue al mismo tiempo decisivo y lleno de un feroz odio del que no se dio cuenta ni él mismo. Ese tipo de cosas eran las que normalmente se convertían en tendencia.

En los ojos de los espectadores, Meng Hao era ahora la persona número uno en la meseta. Quizá en toda la Secta Externa, era ahora una de las más altas figuras.

Muchos de los Cultivadores recordaron sobre el último mes, con una base de Cultivo tan alta, Meng Hao podría haberles robado y tomado todo como quisiera. Cierto es que los clientes de su tienda no estaban contentos, pero él los trataba moderadamente. La gente empezó a verle de otra forma.

No había luchas en la meseta ese día. Después de que Meng Hao se fue, las noticias sobre que habían roto la base de Cultivo de Lu Hong se extendió como el viento. El hecho sobre el que más se hablaba era en el que se mencionaba el nombre de Wang Tengfei, causando que las noticias volaran aún más rápido. Para la caída de la noche, todo el mundo en la Secta Externa había escuchado sobre lo que había pasado, por lo que en este momento, todo el mundo sabía quién era Meng Hao.

La Montaña del Este, cubierta con jirones de nubes coloridas, era donde se encontraba la montaña más alta de la Secta Confianza, y también donde se encontraba la base de actividades de la Secta Interna. Había más energía espiritual que en las otras montañas, y era donde el Líder de la Secta He Luohua fue para meditar en reclusión.

En el momento en el que la Secta Confianza estaba en su mayor apogeo, las cuatro cimas estaban ocupadas totalmente por la Secta Interna. Abundaban los discípulos del séptimo nivel de Condensación Qi. Pero ahora, solo la Montaña del Este estaba ocupada, por los discípulos Xu y Chen, mientras tanto las otras cimas estaban abandonadas.

En la Montaña del Este había una Cueva Inmortal que era mucho más grande que la de Meng Hao. Era actualmente la Cueva Inmortal de toda la Secta Confianza que tenía más calidad, rivalizando incluso con las moradas de los discípulos de la Secta Interna.

Dentro había un Arroyo Espiritual que estaba de todo menos vacío. Borboteaba una fragante y densa energía espiritual.

Por supuesto, entre todos los discípulos de la Secta Externa, el único cualificado para ocupar ese determinado sitio era el bendecido Wang Tengfei.

Estaba sentado con las piernas cruzadas, con su túnica blanca, su rostro plácido, mirando a Lu Hong arrodillándose en frente de él. La cara de Lu Hong estaba blanca, su cuerpo temblaba. Su base de Cultivo había sido realmente destruida por Meng Hao.

“… Ruego al Hermano Wang que administre justicia,” dijo conteniendo la respiración. “Es más astuto de lo que puedas imaginar. Va a huir de la Secta.” Cada vez que Lu Hong veía al Hermano Wang, no podía dejar de sentir que ese otro hombre era perfecto, más allá de lo ordinario. Ese sentimiento creció más y más fuerte durante los pasados dos años en los que la base de Cultivo de Wang Tengfei había crecido más y más poderosa.

“Si él huye,” dijo el Hermano Wang después de un tiempo, resplandeciente en su perfección, “será una violación de las reglas de la Secta, y enviaré a gente para matarle.” Llevaba una sonrisa amigable que causaba que a todo el mundo le gustara, y hablaba con una ligereza que le hacía parecer incluso más noble.

Lu Hong no tenía nada más que decir. Se arrodilló, su cara llena de súplica mientras su cuerpo temblaba incontrolablemente.

“Muy bien,” dijo Wang Tengfei. “sus métodos fueron demasiado viciosos. Se debería de dar ejemplo. Voy a convencer al Hermano Shangguan de que haga un viaje hacia allí, aunque tiene que llevar cuidado de no ofender a la Hermana Xu. Meng Hao deberá arruinar su propia base de Cultivo, distribuir sus tesoros y cortarse un brazo y una pierna. Eso debería de servir como disculpa. Te parece bien?” Habló como si tuviera completo dominio sobre todo lo que ocurriera dentro de la Secta, como si con una palabra suya, pudiera ordenar sobre la base de Cultivo de Meng Hao y sobre sus brazos y piernas. Su sonrisa era tan amigable como siempre, perfecta y sin defectos.

“Mis más profundas gracias. Ese discípulo… está lleno de maldad…” Lu Hong apretó los dientes, con su corazón lleno de enemistad.

“Entonces debo de expulsarlo de la Secta,” dijo Wang Tengfei fríamente, como si estuviera hablando sobre algo increíblemente insignificante. “Se puede ir hacia lo salvaje y que las cosas tomen su curso natural.”

En ese mismo momento, Meng Hao estaba sentado con las piernas cruzadas en la Cueva Inmortal de la Montaña Sur, mirando a la botella de calabaza de jadeita en sus manos con una oscura expresión. Habiendo avanzado hacia el cuarto nivel de Condensación Qi, cuando luchó esa batalla, había consumido casi toda su energía espiritual. No le quedaba casi nada. Al menos había obtenido la calabaza mágica.

Parecía como si todo hubiera ido bien desde su entrada en la Secta, pero realmente, todo había sido gracias a su rápido ingenio y previsión. Si le hubiera pasado a cualquier otro que no fuera él, habría puesto su vida en peligro desde el primer Día de Distribución de Píldoras.

Más tarde, adquirió la protección del espejo de cobre y su misterioso poder. Poco después de eso, el Hermano Zhao empezó a desear su Cueva Inmortal. Si no lo hubiera matado, la situación de Meng Hao habría sido bastante débil, y habría perdido todo control sobre sus pertenencias. Esa era la primera vez que había matado a alguien.

Si no hubiera empezado a hacer negocios con su tienda, no podría haber llegado a ser quien era ahora. Pero el viento que parecía favorecerle también mantenía oculto las dificultades de las que no tenía conocimiento.

Todo lo que había pasado era como el trueno de una tormenta acercándose. Meng Hao miró tranquilamente la botella de calabaza de jadeita, pensando sobre el discípulo número uno en la Secta Externa, el bendecido Wang Tengfei. Pensando en él y en su perfección, Meng Hao sintió como si la presión de una montaña entera descansara sobre él. Casi no podía respirar.

Quería huir, pero sabía que no era un sirviente, sino un discípulo. Huir era una violación de las reglas de la Secta, lo que haría que los ancianos de la secta se dieran cuenta y seguramente perdería su vida.

“Si hubiera sabido antes que ese Lu Hong tenía a Wang Tengfei detrás de él…” murmuró Meng Hao. Momentos después, sus ojos se llenaron de una determinación inquebrantable.

“Debería de hacer lo mismo. Si no le atacaba, él me iba a matar. Yo no le forcé, él me forzó a mí. El rencor habría aparecido de cualquier manera. A menos que hubiera corrido hacia Cao Yang antes y le hubiera dejado robarme, las cosas siempre habrían acabado de ésta manera. Incluso si todo se redujera a matar, no pude prevenir que la gente codiciara mi negocio.” Sus ojos brillaban mientras que miraba con tristeza alrededor de la Cueva Inmortal.

“Es una pena que la Hermana Xu esté meditando en reclusión…” La primera cosa que había hecho después de arruinar la base de Cultivo de Lu Hong había sido ir a buscarla. Pero le habían informado que los grupos de la Secta Interna que estaban recluidos no podían ser molestados.

“Esta botella de calabaza de jadeita…” Era increíblemente poderosa, tanto es así que cuando la probó con su base de Cultivo, explotó con un poder que hizo que su corazón se desbocara. Sólo podía imaginar cómo le podría ayudar. Tal vez ahora fuera capaz de avanzar al quinto nivel de Condensación Qi finalmente. Lo extraño era que la botella no se podía meter en la bolsa, se tenía que llevar colgada en el cuerpo. Tristemente, no tenía más Piedras Espirituales. Las había usado todas para avanzar desde el tercer nivel de Condensación Qi. Si hubiera tenido, habría intentado hacer una copia de la botella de calabaza.

“Esta secta no es el mundo mortal. Es fácil perder la vida aquí. Si puedo prevenir el desastre entregando la botella, tal vez debería simplemente de hacerlo…” No deseaba hacerlo, pero le parecía no tener otra opción. En ese momento en el que estaba inmerso en sus pensamientos, una voz siniestra llegó desde la noche oscura, pasando a través de la puerta sellada de la Cueva Inmortal.

“Soy Shangguan Song, estoy aquí para asistir al Hermano Wang en su búsqueda de justicia. Meng Hao, por favor, sal de la Cueva Inmortal y arrodíllate ante mí.”

La voz oscura parecía llenar la cueva con una sombra fría. Los ojos de Meng Hao brillaron, mientras levantaba su cabeza. No pareció estar sorprendido en lo más mínimo, había anticipado que alguien vendría a buscarle.

Meng Hao se quedó en silencio por un momento, entonces, lentamente dijo, “ Es tarde en la noche, no es una hora conveniente, Hermano, si tienes que decir algo, simplemente dilo.”

“Que arrogante,” dijo la voz, claramente descontenta. Un sonido frío se escuchó.

Meng Hao no dijo nada, manteniendo su silencio.

“Si no abres la puerta, sin problema, daré las instrucciones del Hermano Wang. Meng Hao, discípulo de la Secta Externa, no se ha centrado de todo corazón en su cultivo, ha causado problemas en la Zona Pública de Bajo Nivel, levantando quejas de sus compañeros discípulos y usando métodos viciosos en otros. De todas formas, como es joven, las ofensas no pueden considerarse dignas de la pena de muerte. Entrega tus tesoros, arruina tu base de Cultivo y abandona la Secta. De aquí en adelante, no eres un discípulo de la Secta Confianza.” Conforme Meng Hao escuchaba la siniestra voz, su cara crecía más sombría. Entonces, cuando escuchó las palabras finales, se llenó de indignación.

“El decreto del Hermano Wang no se ha hecho de acuerdo a las reglas de la Secta,” dijo Meng Hao desafiante.

“Las palabras del Hermano Wang son las reglas de la Secta,” dijo la persona de fuera, indiferente a la interrupción de Meng Hao. “El próximo día es el Día de Distribución de Píldoras. Te arrodillarás delante de Lu Hong y te arrepentirás, entonces esperarás tu castigo.” Con eso, el hombre tiró de su manga, se giró y se fue.

Meng Hao se sentó en silenciosa contemplación. El tiempo pasó, y el alba se acercaba. Sus ojos estaban rojos. No podía imaginar qué hacer. Su oponente quería evidentemente la botella de calabaza de jadeita y verle muerto. Fuera de la supuesta piedad, debería de arruinar su base de cultivo, cortarse un brazo y una pierna y le expulsarían de la secta a las montañas salvajes. Si eso ocurría, no tendría esperanza.

“Qué debería hacer…” se dijo, apretando los puños, con los ojos rojos. De repente se sintió completamente débil e indefenso. Era la primera vez que había deseado ser aún más poderoso, si fuera más poderoso, no le acosarían de esa forma.

“No me digas que la única opción que tengo es huir…” Sus ojos llenos de determinación, levantó su cabeza y caminó fuera de la cueva Inmortal, pero conforme caminaba, se paró dudando.

“No, no está bien…” bajó su cabeza por un momento y pensó, se volvió a la cueva y se sentó con las piernas cruzadas.

La siguiente mañana, Meng Hao abrió sus ojos inyectados en sangre. No había practicado sus ejercicios de respiración, pero había pasado toda la noche en contemplación. Pero su base de Cultivo era simplemente demasiado baja. No podía pensar en ningún método que no fuera el huir de la Secta. Pero seguramente su oponente había considerado que podría hacer eso. Huir era lo mismo que la muerte, y sería recordado como un traidor.

Las campanas sonaron en la distancia. El Día de Distribución de Píldoras había llegado. Meng Hao sabía que incluso si se escondía en la cueva, la catástrofe le caería encima igualmente.

“La ley de la jungla. Todos mis problemas son debidos a que mi base de Cultivo es muy baja. Un verdadero hombre no toma simplemente el sufrimiento, hace algo al respecto.” Dio un pequeño suspiro. Le habían empujado hacia el borde, no tenía espacio para maniobrar. Se calmó, entonces se enderezó la ropa., miró a su alrededor de la Cueva Inmortal, abrió la puerta principal, miró al cielo azul y al mar esmeralda de árboles.

Algún tiempo pasó, dio unos pasos al frente. Solo le tomó dar unos pasos cuando vio que una persona caminaba desde la jungla detrás de él, mirándole fríamente.

“No has huido, por lo que no eres estúpido después de todo.” Meng Hao reconoció la voz de esa persona: era Shangguan Song, se giró y permaneció detrás.

Meng Hao le había visto antes. Era uno de los discípulos que caminaban con Wang Tengfei ese día por la Montaña del Este. Su abuelo era uno de los ancianos de la secta. Claramente había permanecido allí para ver si Meng Hao huía. Si lo hacía, le habría marcado como traidor y habría terminado con su vida.

Meng Hao se giró y se encaminó hacia la Secta Externa.

Shangguan Song rió fríamente, ridiculizándole con los ojos. Realmente, la noche previa había sido llamado por su abuelo Shangguan Xiu. Incluso si Meng Hao hubiera elegido huir en la noche, habría sido atrapado y habría sufrido una horrible muerte.

Shangguan Song siguió a Meng Hao por todo el camino. Cuando llegó a la Secta Externa, otros discípulos le miraron, uno a uno, con diferentes expresiones en sus caras. En cualquier caso, todos parecían esperar esto, y ninguno parecía apiadarse de Meng Hao. Muchos realmente se burlaban de él.

Pronto, llegó a la plaza de la Secta Externa. Los pilares con dragones grabados brillaban intensamente, y los discípulos estaban en todos lados. En la distancia, vio a Wang Tengfei vestido de blanco, rodeado de una multitud de discípulos.

El sol brillaba en su túnica blanca, haciendo que brillara como la nieve, su pelo largo cayendo por sus hombros. Parecía perfecto, inmaculado, como un ser inmortal de una pintura. Teniendo tanta gente detrás que quería estar con él, realmente parecía un Elegido.

Hablaba amablemente con los discípulos a su alrededor, amigable con todo el mundo, indistintamente de su base de Cultivo. Afirmaba, dando consejos sobre Cultivo, causando que todo el mundo le tratara con el mayor respeto.

Las discípulas parecían estar encaprichadas con él. Parecían como todo lo que necesitaran lo tuvieran a su lado, como si cada una de las acciones pudieran llevarlas a la locura.

Incluso los ancianos de la secta que estaban en una plataforma alta miraron hacia él llenos de admiración.

A donde quiera que Wang Tengfei fuera, se volvía el centro de atención. Tenía un buen aspecto, era gentil, su perfección, única a su deslumbrante brillo quemaban los ojos de Meng Hao. Apretó sus puños con fuerza.

Conforme los discípulos llevaron, y conforme la Distribución de Píldoras concluía, el gentil y cordial Wang Tenfei no parecía mirar si quiera a Meng Hao. Sabía que Meng Hao estaba mirándole, pero eso no significaba más que si una alimaña le estuviera mirando. No iba a caer tan bajo como para devolverle la mirada.

Cuando todo concluyó, y los pilares con los dragones grabados se oscurecieron, la voz gentil de Wang Tengfei llenó el aire.

“Ven aquí!”.

Era una oración simple, pero conforme sonó, todo el mundo miró a Wang Tengfei, viendo cómo su mirada caía en Meng Hao.


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